Rebeca Marín Periodista y escritora
OPINIÓN

Viaje a Venus

El ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, durante una rueda de prensa para informar de los acuerdos adoptados en el Consejo de Ministros del día, en La Moncloa, Madrid, (España)
El ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque.
Jes ̇s HellÌn, Jesús Hellín
El ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, durante una rueda de prensa para informar de los acuerdos adoptados en el Consejo de Ministros del día, en La Moncloa, Madrid, (España)

La pasada semana, el ministro de Ciencia, Pedro Duque, declinó asistir a unas jornadas de Universidades, Ciencia, Innovación y Empresa en la Universidad Menéndez Pelayo por la desigualdad pasmosa que había entre los ponentes, 17 hombres frente a dos mujeres. En el ámbito de la Universidad, las mujeres son mayoría desde hace años. Eso sí, mayoría como alumnas, pero minoría como docentes, catedráticas o rectoras. En la ciencia, hoy más que nunca, vemos cómo trascienden nombres de virólogas o biólogas en medio de la pandemia: Margarita del Val, Isabel Solá…, por no hablar de que hay más médicas que médicos y no digamos enfermeras o farmacéuticas.

Si hablamos de innovación, pese a que las mujeres representan un mayor peso en ciencia y tecnología, los sectores más innovadores emplean a más hombres que mujeres de nuevo. Y en la empresa lo mismo, pero hay sobrados ejemplos de féminas al frente de grandes compañías deseosas de hablar de su trayectoria.

La realidad es que ignorar a las mujeres es ignorar a la mitad de la población y eso, estarán de acuerdo, es de lunáticos

Gloria Steinem, feminista y activista estadounidense, dice que los estudios revelan que la autoestima intelectual de una mujer tiende a disminuir a medida que aumenta su nivel de educación. Esto es porque estudiamos nuestra propia ausencia. Los libros, la historia en general, están faltos de referentes femeninos. Si no se actúa desde las instituciones, nunca cambiará la realidad. Y la realidad es que ignorar a las mujeres es ignorar a la mitad de la población y eso, estarán de acuerdo, es de lunáticos.

Pues ojalá hubiese más lunáticos que, como Pedro Duque, no solo hayan viajado a la Luna, sino que viajen más lejos, hasta Venus. Que sean feministas y den ejemplo actuando. Pedir igualdad no es pedir la Luna, es revindicar lo que es justo.

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