OPINIÓN

¿Por qué no coincide la tendencia de la IA y los fallecimientos? ¿Qué ocurre con los test de antígenos?


Realización de un test de antígenos en Madrid
Realización de un test de antígenos en Madrid
Luis Benedicto
Realización de un test de antígenos en Madrid

Un amigo muy perspicaz me escribe para mostrar su sospecha por la discrepancia que supone que la IA a 14 días esté bajando claramente y, sin embargo, los fallecimientos no. Además, me envía datos de países de nuestro entorno en los que se ve mucha mayor correlación entre la IA y las muertes.

No tengo más remedio que aplicarme a analizar si la sospecha de Julián tiene fundamento. Veamos.

Ahora les toca a los test de antígenos estar de moda. Hace no mucho era la PCR, de la que la mayoría de los españoles sabría decir el coste que tiene; y la serología, el test de anticuerpos, forma parte, también, del acerbo común en cualquier conversación. Incluso los más avezados hablan de anticuerpos IgM e IgG.

Bien está que los ciudadanos sepamos mucho sobre todo lo relacionado con el coronavirus porque a todos nos va mucho en esta partida a vida o muerte.

Hoy nos interesa profundizar un poco en aquello que no nos están contando con detalle para intentar dar luz sobre las repercusiones de los tipos de test que se realizan en los datos que el Ministerio de Sanidad nos proporciona todos los días.

Lo que queremos desvelar tiene que ver con que la detección de casos, la Incidencia Acumulada de los casos durante 14 días, por ejemplo, está muy relacionada con el tipo de test que se realiza. Si la mayoría de los test son PCR los casos detectados son muchos más que si la mayoría de los test realizados son de antígenos.

Y, ¿por qué pasa esto?

Tiene que ver con la sensibilidad del test. El PCR detecta cantidades insignificantes de virus completos, incluso trozos de virus de los que expulsan durante semanas, al respirar, los que han tenido la infección; partes del virus que no son capaces de infectar. Si usted ha estado en contacto con un infectado, que ya no contagia, pero respira trozos del virus que ha hospedado su cuerpo durante semanas y estos trozos han entrado en su nariz, si le practican un PCR unas horas después, usted podría dar positivo; sería un falso positivo, pero contabilizará como un caso. Sin embargo, el test de antígenos no tiene esa sensibilidad, sino que, para detectar infección, el hisopo que le introduzca en la nariz tendrá que recoger, quizá, miles de veces más virus para que el resultado sea positivo; esto hará, en comparación con PCR, que el número de falsos negativos del test de antígenos sea mucho mayor, es decir, la persona testada puede estar infectada, enferma, ser realmente positiva, pero si está en un estadio inicial de la infección el test no lo detectará.

Una vez que el virus entra en el cuerpo, comienza a replicarse y cada día que pasa, mientras sigue en el tracto respiratorio, hay mayor concentración de virus, por lo que el test de antígenos detectará mejor al cabo de unos días que al principio de la infección, es decir, dará más falsos negativos en los primeros días que en los siguientes; el estudio realizado por el ISCIII los recomienda desde el inicio de síntomas, cinco días de media desde el contagio, hasta cinco días después del inicio de síntomas; si se hacen en ese periodo, no hay mucha diferencia con PCR: 30% de falsos positivos para el PCR y 23% para el de antígenos (los datos de ISCIII se refieren a un test de antígenos concreto de una multinacional farmacéutica) por otra parte, en los enfermos asintomáticos -que rondan el 40% de los contagiados-, hay diversidad de opiniones; ISCIII no ha detectado mucha diferencia con PCR, pero otros discrepan, Oriol Mitjà, por ejemplo, y afirman que si no hay una gran carga viral, es decir, una gran cantidad de virus, dan muchos falsos negativos, es decir, hay enfermedad, pero no la detecta en alrededor del 43% de los testados. Así que, de momento, podemos decir que el resultado de un test dependerá del tipo de test, que el enfermo sea sintomático o asintomático y del momento de la evolución de la infección en que se haga.

Pues bien, esta puede ser una de las razones que contribuyen a que ahora haya menos casos. Quizá antes se contabilizaban más de los que realmente había, por los falsos positivos del PCR -hay un 30% de falsos positivos con PCR, frente a 23% con antígenos-, y quizá ahora se contabilizan menos de los que realmente hay, por los falsos negativos del test de antígenos fuera de ese arco de cinco o seis días después de inicio de síntomas -hay alrededor de 43% de falsos negativos fuera de ese arco de tiempo, cuando en PCR es alrededor del 1%-.

Y es que algo está pasando. Mientras se hacían test PCR había una correspondencia entre casos, ingresos en hospital, ingresos en UCI y fallecimientos que, además, se iban produciendo con retrasos medios en el tiempo muy estables: siete días entre casos e ingresos en hospital, diez días entre ingresos en hospital e ingresos en UCI y cuatro días entre ingresos en UCI y fallecimientos; todo ello por término medio.

Sin embargo, desde que se hacen más test de antígenos, se dan situaciones como la actual: durante noviembre la IA ha bajado considerablemente, es decir, ha habido bajada de casos considerable y, sin embargo, los fallecimientos siguen en tasas muy elevadas. Una de las explicaciones posibles es que los casos no se están detectando bien y, por tanto, no se corresponden con el número de fallecimientos.

Veamos en un gráfico desde el 9 de noviembre si hay correlación entre la IA a 14 días y los fallecimientos. Debería haberla si los casos se estuvieran detectando bien.

Los gráficos muestran que no hay correlación entre la IA a 14 días y los fallecimientos
Los gráficos muestran que no hay correlación entre la IA a 14 días y los fallecimientos
Luis Benedicto

Tal como se ve, no existe correlación alguna (aunque el grafo de fallecimientos es muy irregular, le damos regularidad con la línea de tendencia de puntos discontinuos) y observamos que no solo no correlacionan, sino que tienen sentidos distintos: la IA, claramente descendente y las muertes levemente ascendentes.

No podemos concluir que los test de antígenos no sirven; sirven para aquello para lo que están indicados: para detectar el virus en ese periodo de cinco, seis días después de síntomas. El problema viene cuando no se emplea correctamente. Por otra parte, empleado correctamente, permite un diagnóstico más rápido y, por tanto, un rastreo más eficiente.

Lo que sí podemos concluir, sin temor a equivocarnos, es que la discrepancia entre la tendencia de las muertes y la IA, la resolvemos a favor de las muertes, que es un dato más creíble; y hablamos de las muertes oficiales, porque sabemos que hay un exceso del 61% deducido de la estadística de los últimos once años.

Permítasenos, en fin, insistir en que la Incidencia Acumulada, precisamente el indicador que más usan los medios y los líderes políticos, es el peor de los indicadores para dar cuenta de la situación sanitaria COVID.

Y lo grave de esta situación es que se está transmitiendo a los ciudadanos una relajación que, de momento, no corresponde con la realidad sanitaria. No obstante, nuestro indicador, el IRT, que valora fallecimientos, ingresos en UCI y hospital y porcentajes de ocupación de una y otro, muestra para el día 2 de diciembre un descenso del riesgo del 6,2% a nivel nacional, que es una buena noticia, después de que los dos días anteriores tuviéramos incrementos del 1,7% y 1,8%.

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