OPINIÓN

Ascensor social

Jóvenes estudiantes universitarios.
Jóvenes estudiantes universitarios.
GOBIERNO DE ARAGÓN - Archivo
Jóvenes estudiantes universitarios.

Se supone que soy un privilegiado: pertenezco a una generación que se benefició del ascensor social. Mi generación es la llamada del “baby boom”, la que ahora está llegando a la jubilación.

Ascensor social, por si hay algún despistado, no significa que, si nacías en una familia de clase obrera pura y dura, pasabas a ser clase media y media alta con solo pulsar un botón. Ascensor social significa que, si trabajabas duro -en mi caso trabajando de día y estudiando de noche-, podías ascender de grupo social y, por consiguiente, podías plantearte hacer muchísimas más cosas. En definitiva, podías soñar en vivir mejor. La URSS daba miedo.

Desgraciadamente, desde hace unos años, el ascensor social ya no sube, sino que baja: del entresuelo al semisótano y sótano. Y da igual que uno haya estudiado, porque la precariedad afecta casi a todo el mundo. La URSS no existe.

Hoy, muchos jóvenes trabajan muy duro y ni siquiera pueden irse de casa de los padres porque no podrían pagar el alquiler.

No sé qué sociedad estamos construyendo si los jóvenes están condenados a vivir entre la temporalidad y la precariedad o a ser trabajadores pobres.

Si los responsables políticos entendieran que un país no es viable si no ofrece futuro a sus jóvenes, es posible que sus señorías llegaran a la conclusión de que es urgente aparcar diferencias partidistas para llegar a otros Pactos de la Moncloa y establecer las bases que garanticen un futuro digno a las nuevas generaciones. Pero mucho me temo que les pone más el griterío.

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