Helena Resano Periodista
OPINIÓN

Quedan ocho días

Camiones parados en la frontera de Reino Unido a la espera de poder cruzar a Francia
Camiones parados en la frontera de Reino Unido a la espera de poder cruzar a Francia
EFE/EPA/CHRISTOPHE PETIT TESSON/Archivo
Camiones parados en la frontera de Reino Unido a la espera de poder cruzar a Francia

Creo que el guionista del brexit y el guionista del 2020 quedaron en algún momento del año a tomar unas cañas y en medio de la borrachera de ideas les pareció un gran giro de guion colocar, a diez días del final del año, kilómetros y kilómetros de camiones agolpados en los pasos fronterizos del Reino Unido y reconvertir el maldito virus en una versión mucho más contagiadora. 

Dos ‘cachondos’ jugando con nosotros un poquito más, ya en el tiempo de descuento. Qué mejor imagen que esa para resumir un año caótico y un acuerdo del brexit que ha ido a trompicones desde el primer minuto. Quizás así los británicos entenderían de una vez y de una forma muy gráfica qué supone irse, justo ahora. «¿Por qué no? Pues dale».

Pues aquí estamos, a una semana de despedir este 2020 y con el Reino Unido aislado. Bloqueado el transporte de mercancías y con el miedo a qué puede pasar a partir del 1 de enero. En muchos supermercados de las grandes ciudades del Reino Unido se están repitiendo las colas de clientes que tienen miedo al desabastecimiento. La nueva variante del virus ha empeorado aún más las cosas, muchos están viviendo su peor pesadilla. Y lo peor no es que las estanterías de los supermercados empiecen a vaciarse, lo peor sería que las vacunas de la Covid quedaran bloqueadas, sin posibilidad de llegar cuando más lo necesitan.

La mayoría pide que en la agenda 
de Downing Street nada distraiga 
de lo importante, salvar vidas

Algunos creen que si esta imagen se hubiera producido hace cuatro años, el brexit nunca habría ocurrido. Los británicos habrían entendido de una forma muy clara qué suponía irse. Quedarse solos tenía estas consecuencias, levantaba estos muros como titulaba alguien ayer en la prensa británica. 

El alcalde de Londres le pedía este lunes a Johnson que retrasara la ejecución del brexit. Petición a la que se unía también la líder escocesa, Nicola Sturgeon.

Con el virus completamente descontrolado, con el plan de vacunación arrancando, la gran mayoría pide que en la agenda de Downing Street nada distraiga de lo importante, salvar vidas. Pero a estas alturas esa posibilidad es inviable para Boris Johnson. 

Se lo jugó todo a esta carta y pase lo que pase, ocurra lo que ocurra de aquí a final de año, no va a haber cambio de rumbo. Hipotecó su vida política a esto. Y con esto seguirá con virus, sin él, con variante del virus o con un condado entero bloqueado por cinco mil camiones.

Pero no se relajen, porque quedan ocho días y todo puede pasar. No sabemos cómo terminó aquella tarde de cervezas de los dos guionistas, el del 2020 y el de la Covid, y me da que guardan alguna última sorpresa. Se lo están pasando pipa estos meses y las mejores películas de suspense, ya saben, siempre tienen un final inesperado. El problema es que esto no es ficción, es la pura realidad.

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