Nos quedan cuatro días para disfrutar de la capital, aprovechen, porque el miércoles ya nada será lo mismo: llegan las huestes fascistas... o las hordas comunistas, uhhh. El miedo siempre funcionó de maravilla como arma disuasoria. Termina la campaña más tóxica de la historia, telonera de los nuevos tiempos, donde cuenta más un insulto que una idea. Es lo que hay.