Estamos ante el peor conflicto diplomático de España en años. En un lado está nuestro Gobierno. En el otro, el de Marruecos. Y en medio, un líder del Polisario tutelado por Argelia y acusado del asesinato de varios españoles. Ayer, a la vez que Fomento impedía el primer aterrizaje de un avión del Gobierno argelino, el juez Pedraz dictaba que no apreciaba "riesgo de fuga" respecto a Ghali. Parece una contradicción, aunque quizá el juez participaba del plan del Gobierno para quitarse a Ghali de España lo más rápido posible y dictó ese auto sin medidas cautelares a la vez que Argelia preparaba su ‘rescate’ sabiendo perfectamente lo que iba a pasar. La situación es complicada y aún no queda claro si la forma en que se ha propiciado su salida (con nocturnidad y obviando varios procesos judiciales pendientes en España) tiene algún efecto negativo o, sin embargo, pesa más para Marruecos que por fin su principal enemigo ya no se refugie en España. Lo veremos pronto. Una vez que Ghali ya no está en Logroño, al Gobierno central le toca dar los pasos para rebajar la crisis, no acrecentarla.
OPINIÓN02.06.2021 - 07:12h
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