Sarah Morris Corresponsal británica en España
OPINIÓN

Tomando el té con mala leche

Una taza de té inglés
Una taza de té inglés.
GTRES
Una taza de té inglés

Últimamente mi pareja está algo gruñón por las mañanas. Ha agotado las amplias provisiones que tenía de su marca favorita de té inglés y no encuentra más en el supermercado donde suele comprarlo en el noroeste de Madrid. El asunto es tan serio que lo ha tratado directamente con el responsable del supermercado. “Desde el Brexit, imposible conseguirlo,” le contesta.

El responsable le ha contado que, afortunadamente, algunos de sus otros productos favoritos cómo el queso Cheddar siguen llegando sin problemas pero solo porque los proveedores han abierto una empresa en la Unión Europea. Esta estrategia, para minimizar el papeleo y los costes adicionales como consecuencia del Brexit, fue incluso aconsejada por asesores en el Departamento de Comercio Internacional del Gobierno del Reino Unido, según informó el periódico dominical The Observer. Geoffrey Betts, el director general de una empresa que vende tintas y sellos para oficinas, Stewart Superior, explicó a este medio que establecería una empresa en los Países Bajos cómo solución sugerida por un funcionario a su “pesadilla administrativa”. No es la política del gobierno, reaccionó un portavoz.

"Las exportaciones a la Unión Europea cayeron un 18% en el primer trimestre"

A pesar del consejo sincero de algunos empleados públicos, parece que muchas empresas exportadoras británicas no han podido superar los obstáculos. Las exportaciones a la Unión Europea cayeron un 18% en el primer trimestre en comparación con el cuatro, mientras que se incrementaron un 0.9% a países fuera de la UE. En un informe del pasado jueves, las Cámaras de Comercio Británica prevén que caerán 12% en 2021.

Las empresas se quejan de demasiados nuevos papeleos y de la falta de consejos específicos de las autoridades británicas, además de una implementación poca homogénea en las aduanas de los países miembros. El fondo de 20 millones de libras (23 millones de euros) para asistir a las pequeñas y medianas empresas a adaptarse se queda muy corto.

Algunos dirían que, por lo menos, no hay tarifas con el acuerdo comercial y de cooperación entre el país y la UE. Sin embargo la exención de las tarifas requiere que las empresas cumplan evaluaciones sobre el estándar de sus productos y que sigan “las reglas de origen”. Es decir que hay que demostrar que una parte sustancial de su producto, o de los componentes del mismo, está hecho en el Reino Unido u otro país con un acuerdo con la UE. A partir de julio habrá más controles en la aduana y ciertas nuevas reglas se han retrasado hasta enero.

El impacto real del Brexit sobre los exportadores se notará cuando el consumo mundial haya vuelto a sus niveles prepandemia pero ya algunas empresas están meditando si sus exportaciones a la UE siguen siendo viables, me dice Suren Thiru, responsable de economía para las Cámaras. Para ayudar a las empresas, recomienda que el gobierno diera créditos fiscales para los costes de adaptación. "La UE y el Reino Unido deberían sentarse en una mesa para mejorar los asuntos prácticos", afirma Thiru. Sería beneficioso para muchas empresas, sus empleados y sus fieles clientes, sin duda.

Un fiel cliente, mi pareja, se pone de bastante mejor humor cuando le digo que tengo planes de visitar a mi familia en Inglaterra. ¿Ganas de estar de Rodríguez? ¡Qué va! Ya está pensando en las cosas que puedo traerle de vuelta.

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