La decisión política de indultar a los sediciosos ha ganado por aplastamiento. Sánchez la ha sacado adelante con el BOE y con el apoyo, no necesario pero sí importante, de los púlpitos y del dinero, de dos terceras partes de los catalanes, de los sindicatos y hasta de nuestros socios europeos, según la ministra Laya; también de la recuperación económica que vendrá, dicen, gracias a esta medida y hasta de la vacunación y de la mascarilla, apoyos de última hora. Poco importa que por el camino haya quedado al desnudo la debilidad del Estado, como apunta Junqueras, y ninguneada nuestra Justicia, aquí y en Bruselas; o que la democracia española, por la dejación de Moncloa, quede cuasi convertida en bananera según el Consejo de Europa que nos mete en el mismo saco que a Turquía; o que vuelva a utilizarse la pandemia, y hasta el IVA de la luz, como arma propagandística.

"La gran diferencia entre Sánchez y sus socios ‘indepes’ es que los segundos siempre dicen lo que piensan y piensan siempre lo mismo"

Lo importante es el corazón, la concordia, la utilidad pública, el futuro, la convivencia, el sol brillando, la segunda transición, el reencuentro entre Cataluña y el resto de España, el cierre de heridas, la paz, la generosidad, el reparto de los 146.000 millones y los dos años y medio de tranquilidad parlamentaria. Sin olvidarnos de que, además, con esta decisión se ha dejado con el pie cambiado a los independentistas, hasta tal punto que no paran de llegar noticias de su apaciguamiento, del cambio de tono y de su vuelta a la razón, como demuestran día tras día sus declaraciones y sus actos.

La gran diferencia entre Sánchez y sus socios ‘indepes’ es que los segundos siempre dicen lo que piensan y piensan siempre lo mismo, a diferencia del presidente. Pero no hay que inquietarse porque el Gobierno afirma con la sinceridad que se le supone que todo lo que haga estará “dentro de la Constitución” y será “por España”. Nos quedamos más tranquilos.