Abandonamos Tokio, pero antes teníamos que ir a un sitio especial: el pebetero. ¿Dónde luce? ¿Dónde está esa llama que parte de Olimpia, que luce ahora en Tokio y luego acabará en París? Justo a nuestras espaldas.
Luce espectacular. Pocas veces se verá tan cerca, y nos sentimos privilegiados de estar aquí, sinceramente. Nos vamos con la satisfacción del deber cumplido por el trabajo hecho. Estamos orgulloso de la casa que tenemos y que ha invertido mucho esfuerzo y mucha pasta para poder contar estos Juegos. Los beneficiados han sido los oyentes y nosotros como intermediarios.
¿Tokio, como ciudad? No podemos decir. Sólo hemos conocido la Tokio olímpica y dentro de nuestra burbuja, así que tocará volver. Esta vez, sólo para disfrutar.
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