Sarah Morris Corresponsal británica en España
OPINIÓN

La clarinetista nadadora

Clarinetista.
Clarinetista.
GTRESONLINE
Clarinetista.

Había ajetreo sobre las nueve de la mañana para colocar toallas en las hamacas de la piscina. Después, una pareja belga se quedaba sola en el agua, haciendo largos. "Hoy he hecho 30", me contaba Martine un día, “al principio de las vacaciones eran cinco. Noto que mis pulmones se abrieron".

La sensación era de gran alivio, dado que Martine pasó una semana en la UCI con covid en marzo y, desde entonces, no se siente cómo antes. "Es cómo si hubiese un elástico demasiado estrecho en mi pecho que se estira y que de repente se rompe, recibo un pinchazo y tengo que sentarme". Se cansa caminando y tiene la sensación que su corazón late rápidamente. No ha podido volver a su trabajo tocando el clarinete en una orquesta filarmónica ni disfrutar plenamente de su gran pasión, el tango. Antes del covid, bailaba milongas durante horas; ahora se cansa después de unos minutos. De momento, los médicos de Martine no saben exactamente lo que le pasa.

Nadie sabe realmente cuantas personas hay cómo mi amiga: los sobrevivientes del covid que tienen secuelas tres meses o más. En un reportaje titulado La plaga silenciosa, la revista alemana Der Spiegel lo llama “la enfermedad después de la enfermedad” y llega a la conclusión que: "El covid de larga duración tiene el potencial de llegar a ser la próxima gran enfermedad". La revista calcula que el sistema nacional de salud alemán podría tener que tratar a alrededor de 400.000 personas, teniendo en cuenta que la OMS estima que un 10% de los afectados del virus tienen estas prolongadas secuelas.

Para poner la cifra en contexto, Der Spiegel constata que 560.000 personas son diagnosticadas con diabetes tipo 2 cada año en Alemania. Otros estudios han alertado que el covid persistente podría afectar hasta al 14% de pacientes, con lo cual 686.000 españoles lo podrían estar sufriendo.

El estudio más extenso sobre el fenómeno, que siguió a 3.762 personas con covid o con sospechas de tenerlo en 56 países, llegó a la conclusión que las personas con el virus persistente podrían sufrir hasta 200 síntomas diferentes, incluyendo problemas neurológicos, cansancio, temblores y culebrilla.

Publicado en el periódico de The Lancet, EClinicalMedicine, los investigadores argumentaron que los profesionales sanitarios deberían ampliar los criterios para diagnosticar un caso de covid de larga duración. “Hay probablemente decenas de miles de pacientes del covid persistente, sufriendo en silencio, sin saber si sus síntomas están relacionados con el covid,” contó Athena Akrami, neurocientífica en la Universidad londinense UCL, y autora principal del estudio, al periódico británico The Guardian.

Hasta uno de cada siete niños también tiene secuelas por el virus después de tres meses, según el estudio más amplio hasta ahora, hecho también por la UCL, publicado el miércoles 1 de septiembre

"Los sistemas nacionales de salud tienen que prepararse para un reto que no se sabe si durará meses, años o décadas"

Los que han trabajado con pacientes con estas secuelas advierten que los sistemas nacionales de salud tienen que prepararse para un reto que no se sabe si durará meses, años o décadas. En mi país natal, el Ministerio de Salud británico ha abierto 80 clínicas post-covid, reuniendo a sanitarios de todo tipo que pueden diagnosticar, tratar y derivar a pacientes. Tal es la demanda, que algunos pacientes están esperando hasta cien días para una cita, según el periódico británico The Times.

Desde Bélgica, de vuelta de las vacaciones, Martine me cuenta que tiene una cita para una cardiografía a finales de octubre. “Veo una mirada de impotencia en los ojos de mi neumólogo. El único consejo que tengo de los médicos es descansar", comenta.

En España Martine tuvo la sensación que se sintió mejor nadando y estando al aire libre. De vuelta a su país, unos días de lluvia persistente le obligaron a quedarse sin salir de casa. Volvió a sentirse peor hasta que pudo irse de paseo. “Fue duro, tosí mucho, pero después me sentí mejor", dijo. “Tengo que salir, tengo que obligarme a estar al aire libre". Y se anima pensando en la posibilidad de acudir a un festival de tango previsto en la costa levantina en noviembre.

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