OPINIÓN

Cuando uno (Cataluña) come aparte

Empieza la reunión entre Sánchez y Aragonès previa a la mesa de diálogo
Sánchez y Aragonès reunidos.
20M EP
Empieza la reunión entre Sánchez y Aragonès previa a la mesa de diálogo

Si una conclusión deja la ‘mesa de diálogo’ entre Gobierno central y catalán, por no decir la única de momento, es que las autonomías están alerta, con más o menos alboroto, por los acuerdos que puedan forjarse.

Sería loable si el acercamiento reportase una rebaja de la confrontación sin que ello se tradujese no ya en un referéndum, sino en prebendas que supusieran agravios entre autonomías, en un contexto en el que se está dilucidando el destino de 1.700 millones para El Prat. Decía Bono (el expresidente de Castilla-La Mancha, no el de U2) que el que quiere comer aparte en la mesa es que desea comer más. No le falta razón. Siempre ha acaecido así. Page ya lo advierte: habrá batalla constitucional si Cataluña obtiene privilegios. No se puede decidir algo que afecte al conjunto del país sin que participen todos. (De cajón).

Este foro coincide con otro debate de gran calado y que se ha de afrontar de forma inminente pese a atravesarse un periodo en el que las autonomías no pueden ser más insolidarias: la negociación de un nuevo sistema de financiación autonómico. Un modelo que debería servir para corregir los desequilibrios en un país en el que la renta per cápita oscila entre 35.913 euros de Madrid y 19.454 de Extremadura, casi la mitad (datos de 2019). El Gobierno defiende una armonización fiscal para evitar la competencia desleal entre autonomías, lo cual sería acertado si esta fuera acompañada de medidas reales y efectivas para superar estas desemejanzas. Llegados a este punto, sospecho que se acaba la legislatura sin nuevo sistema de financiación autonómico y, retornando al principio, sin acuerdo en la ‘mesa de diálogo’. Ojalá yerre.

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