Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

Putin en la telaraña del 'procés'

El presidente ruso, Vladimir Putin, en 2014 momentos antes de ofrecer unas declaraciones asegurando que "Crimea siempre ha sido y seguirá siendo" parte de Rusia.
El presidente ruso, Vladimir Putin, en una imagen de archivo.
Sergei Ilnitsky / EFE / Archivo
El presidente ruso, Vladimir Putin, en 2014 momentos antes de ofrecer unas declaraciones asegurando que "Crimea siempre ha sido y seguirá siendo" parte de Rusia.

Las duras declaraciones del portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, criticando las amistades peligrosas del expresident Carles Puigdemont con la Rusia de Putin no descubren ningún secreto, pero sí son el reconocimiento de un hecho que hasta ahora el conjunto del independentismo negaba: la injerencia rusa en el 'procés'. 

En 2020, el periodista Juan Pablo Cardenal publicó un trabajo de investigación ('La telaraña. La trama exterior del 'procés'') explicando cómo desde la Generalitat, a través de su diplomacia (Diplocat), se gastó un montón de dinero para crear una red internacional al servicio de la causa separatista. No solo se intentó influir en la opinión pública europea y anglosajona, también se llamó a las puertas de todos los gobiernos y países que se pudo, incluido el Kremlin. 

Hasta ahora todos los partidos independentistas habían jugado a ridiculizar la trama rusa, investigada judicialmente en el caso Volhov, a partir de la broma sobre los 10.000 soldados que Rusia estaría dispuesta a enviar a Cataluña para apoyar la independencia. Esa fantasmada, de la que hasta la Embajada rusa en España hizo broma, sirvió durante un tiempo para que tanto Junts como ERC negaran las amistades peligrosas con Putin.

Nuevas investigaciones de 'El Periódico' y 'El Confidencial' han revelado más detalles sobre todos esos contactos, que han continuado de forma intensa por parte de Puigdemont y su entorno después de 2017. Que el Parlamento Europeo en su informe 'Injerencias extranjeras en las democracias de la UE' denunciara los vínculos del Kremlin con partidos de extrema derecha europea, defensores del Brexit y “un grupo de separatistas catalanes”, así como el nuevo escenario tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, han obligado a ERC a establecer un cortafuegos. Las burlescas palabras de Rufián llamando “señoritos James Bond” es un reconocimiento de las maniobras que venían realizando personajes como Josep-Lluís Alay, jefe de la oficina de Puigdemont, para conseguir el apoyo de los servicios secretos rusos.

La telaraña independentista nunca tuvo reparos con tal de lograr reconocimientos, solo que ahora ERC no quiere verse asociada con un sátrapa como Putin y marca terreno en el pulso que libra cada día con Junts. Días atrás, desde Waterloo se afirmaba que el Consejo de la República que encabeza Puigdemont es el único gobierno “legítimo, soberano y sin servidumbres autonómicas”. A Pere Aragonès no le hizo ni pizca de gracia ese cuestionamiento de las instituciones de la Generalitat, y ahora Rufián atiza a sus socios donde más les duele.

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