Luis Algorri Periodista
OPINIÓN

Los otros refugiados

Jorge Javier Vázquez y Belén Esteban.
Jorge Javier Vázquez y Belén Esteban.
MEDIASET
Jorge Javier Vázquez y Belén Esteban.

Todo ha cambiado en la tele, fíjense. Cadena tras cadena, a cualquier hora, aparecen vídeos de bombardeos, largas hileras de refugiados que caminan hacia alguna parte o que dicen adiós desde la ventanilla del autobús, escombros humeantes. Nuestros analistas o ‘tertulianos’ de costumbre, habituados a sentar cátedra (cada uno desde su inamovible trinchera) sobre Sánchez, Casado, Abascal, la pandemia, el volcán y todo lo que les pongan por delante, se esfuerzan ahora en descubrir las claves secretas de la personalidad de Putin, en pontificar sobre los misiles y los tanques rusos, en decirle a la OTAN lo que tiene que hacer. Todos alaban el don de gentes, la simpatía y el incuestionable valor del presidente Zelenski, que aparece todos los días en camiseta y que mantiene muy alta la moral de los ucranianos.

Han aparecido estrellas de la televisión nuevas, como ese muchacho, Oleksii Otkydach, un joven y rubio profesor de español ucraniano que, día tras día, nos cuenta lo que ocurre en su tierra con una admirable serenidad y un aplomo que muy pocos tienen.

La sensación de que los refugiados, que no saben hacia dónde van, son ellos

Pero hay una excepción. Si en mitad de los nervios del zapping se detienen ustedes en cierta cadena, verán que allí sigue Jorgito, ya con el pelo blanco, ordenando el debate sobre la vida íntima de María Teresa. Allí está Belén Esteban hablando de sí misma. Y una tal Raquel Bollo, que no sé quién es. Y la peluquera aquella. Y el anciano Ortega Cano. Ellos, los de siempre, siguen ahí, contándonos sus insustanciales vidas, porque de eso viven. Y uno tiene la sensación de que hablan desde una realidad que hace mucho que ya no existe. La sensación de que los refugiados, que no saben hacia dónde van, son ellos. 

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