Se han creado múltiples teorías sobre la bofetada de Will Smith a Chris Rock en la gala de los Oscar. Algunas incluso metiéndose en la cabeza del propio Will Smith para retratar los motivos por los que se levantó y pegó al cómico. Sin embargo, sentenciar lo que siente una persona sin ser esa persona sólo es especular. Quizá más útil es intentar desaprender actitudes tóxicas que envuelven a este enfrentamiento que ha empañado la divulgación del cine que busca una gala de premios como es los Oscar.
CUERPO. Reírse del cuerpo de los demás no es humor. Es mofa. Los norteamericanos llevan décadas silenciando palabras malsonantes en su televisión, en cambio nadie frena chistes que crean estigmas con el físico. Porque aún venimos de ese modus operandi de matón de instituto que salva sus inseguridades fomentando vulnerabilidades ajenas. No, dejemos atrás la superioridad moral que se siente reconfortada utilizando el dolor del otro como materia prima de la risa. Hemos avanzado en sensibilidades, pero la guasa tóxica con el aspecto sigue intacta en el día a día. En este caso, el mal chiste bromeaba sobre la cabeza rapada de Jada Pinkett. Los cuerpos no son debatibles.
POSESIÓN. "Mantén el nombre de mi mujer fuera de tu p* boca", gritó Will Smith después de levantarse y abofetear al cómico que realizó el dañino gag con su pareja. Luego, cuando recibió el Oscar a mejor actor, Smith se excusó con "El amor te hace cometer locuras". El amor no justifica la violencia. Jamás. Pero se sigue utilizando como defensa de determinadas conductas.Y las "disculpas" de Smith se introdujeron en un laberinto machista sin salida. El amor sano es la antítesis de la posesión, el paternalismo, la sobreprotección. Sin embargo, en el discurso de Smith planea la sombra de que la hombría es resguardar a Jada por ser su mujer. Con cierta complacencia, como si ella no puede defenderse.
IRA. La mezcla de susceptibilidad y rencor nos impide muchas veces relativizar. Los Oscar mezclaron la violencia verbal (el chiste) con la violencia física (el revés). Smith no sólo dio relevancia a un nefasto chiste que iba a pasar desapercibido, hizo que no se hablara de otra cosa. Menos aún de su trabajo actoral. Y se dio cuenta. Tarde, claro. "Cuando estés en tu punto más alto, el diablo irá a buscarte", dijo. Otra excusa que está plagada de miedos heredados que impiden, en ocasiones, esa humildad que ayuda a rebajar trascendencia al asunto y no lanzarse a la ira instantánea. Aprendizaje final. Difícil, pero aprendizaje final: que lo que crispa no te lleve a un resentimiento que anule lo que has ido a celebrar.
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