Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Libros en una maleta y una librería al peso

La Casquería vende libros al peso.
La Casquería, en el mercado de San Fernando.
J.L.S.
La Casquería vende libros al peso.

El abuelo Pepe me dijo que íbamos a subir al trastero. Se me hizo extraño porque solo íbamos allí en días señalados para sacar el coche rojo de pedales y yo ya no tenía edad para eso. Además, mi abuelo llevaba una maleta vacía que me despistaba por completo. Para llegar al trastero, era preciso coger el ascensor y subir un misterioso tramo de escaleras que olía, no entiendo por qué, tan bien como el garaje. El techo abuhardillado te obligaba a caminar por el pasillo un poco agachado siguiendo la luz de la linterna con la pila de petaca. Siempre pensé que aquellos desvanes tenían algo de gallinero.

Encendió la luz y me mostró una estantería. “Ayúdame, anda. Esto va a ser para vosotros”. Abrió la maleta y comenzó a meter en ella dos colecciones de libros: una bastante antigua con lomos rojos y letras doradas que se titulaba “Obras maestras de la novela de aventuras” del Club Internacional del Libro y otra que yo aún no conocía y que sería muy importante para mí, la colección RTV de la biblioteca Salvat en colaboración con Alianza Editorial. Llenamos la maleta con una prisa incómoda, como dos atracadores de banco y bajamos. Yo no sabía que, desde aquel momento, mi vida ya no sería igual.

"La impresión fuerte y sensual de la Sonata de Primavera y la belleza triste de Dorian Gray son los dos fogonazos más importantes de aquella colección"

Leí aquellas colecciones con cierta rapidez, con una especie de compromiso vocacional. Me tragué sin pestañear, de paso, algún título infumable como El Derecho llama a tu puerta, uno de los pocos que tenía el color del lomo de un verde indefinible para señalar una cierta intención práctica, algo que no tiene nada que ver con la literatura, claro. No entendí nada, pero seguí leyendo. Unamuno, Poe, Baroja, Dostoiesvki, Galdós, Cela, Delibes, Valle Inclán, Cadalso, Mann y tantos otros. Yo era un niño, casi no me acuerdo de nada. Quizá la impresión fuerte y sensual de la Sonata de Primavera y la belleza triste de Dorian Gray son los dos fogonazos más importantes de aquella colección que han quedado en mi memoria.

Hace unos días estuve en la Casquería, una librería de segunda mano situada en un puesto del mercado de San Fernando, en el barrio de Lavapiés de Madrid. Venden los libros al peso, un euro cada cien gramos, aunque ninguno cuesta más de ocho. La persona que me atendió me dijo que en este mes de abril cumplen diez años. Le pregunté por libros de Cela y Umbral y me respondió que se venden muy poco y que quizá tuviera más en el almacén. Me hizo gracia lo primero y me alegré de lo segundo, de que tuvieran almacén.

Un libro de RTV, en buena compañía, espera a su lector.
Un libro de RTV, en buena compañía, espera a su lector.
J.L.S.

En una caja de madera y al precio de un euro encontré las Narraciones extraordinarias de Poe, el número tres de la colección RTV, como la que mi abuelo metió en la maleta. Las guardas, las dos primeras hojas que te encuentras al abrir y que unen la portada con el cuerpo del libro, llevan una foto que se funde con una ilustración de unas ruinas clásicas. Bella metáfora. Cuando tenga una casa gigante, volveré a hacer la colección RTV con libros de segunda mano. No me importará que el color blanco de la portada amarillee o tenga alguna mancha marrón. Suele pasar. Al lado, hay una barquilla de fruta llena de libros de la infinita colección Austral: verdes, azules, rojos. Todos a un euro. En una estantería, un pequeño cartel con este mensaje: “Muchas formas de leer el Quijote”. La sección de poesía no está muy nutrida, pero tiene un libro de Ángel Guinda en la editorial Olifante que para mí es una pequeña señal, como una herencia mágica. Me lo llevo, claro.

Otra caja ofrece "un rato de buena lectura", hay otra de ciencia ficción, y una con libros en los que sobresalen tarjetas manuscritas con recomendaciones de los lectores. Una báscula antigua de pesar carne, un lavabo pequeño para el carnicero, escalones, columnas, recovecos, una pizarra, un olor impropio para una librería y mucho hidrogel. La Casquería es un lugar único del que nunca querría irme, pero hay que seguir. Me llevo kilo y medio de esperanza. Como dijo Poe en su relato Morella: “es una felicidad maravillarse”. Feliz cumpleaños.  

Juan Luis Saldaña
Periodista y escritor

Colecciono coca colas falsas en lata y hago fotos a las bolsas de plástico en los árboles. He publicado libros de poemas y relatos. Mi última novela es "Hilo musical para una piscifactoría". Se llevó al cine bajo el título de "Miau". He sido redactor en prensa, presentador en tele y radio y ahora me piden que opine. Licenciado en derecho, MBA, máster en periodismo y doctor en comunicación e información. He tenido una agencia de marketing, alguna experiencia de éxito en comercio electrónico y doy clases en algún máster sobre esto.

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