El 26 de abril de 1937, aviones de guerra alemanes e italianos cubrieron el cielo de Guernica y bombardearon la ciudad, acabando con la vida de numerosos civiles.
85 años después, Guernica es Mariúpol y esos aviones mandatados por Hitler y Mussolini los envía Putin. Picasso dedicó su principal obra a que nunca se olvidase el horror de ese bombardeo.
Pero ni siquiera un genio como él ha podido conseguir que esta vez la historia no se haya repetido.
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