Carmelo Encinas Asesor editorial de '20minutos'
OPINIÓN

El confinamiento indeseable

Para muchas personas, el momento de salir al balcón es la única relación la realidad exterior. Así lo es para estos dos vecinos que hablan desde sus balcones.
Para muchas personas, el momento de salir al balcón es la única relación la realidad exterior. Así lo es para estos dos vecinos que hablan desde sus balcones.
Jorge Paris
Para muchas personas, el momento de salir al balcón es la única relación la realidad exterior. Así lo es para estos dos vecinos que hablan desde sus balcones.

La proliferación de brotes en las últimas semanas hace temer una segunda ola que nos obligue a tomar medidas drásticas para frenar la extensión de la pandemia. Nos aterra imaginar que el repunte pueda determinar la vuelta a las limitaciones impuestas por el estado de alarma y, en particular, el confinamiento que nos encerró en casa durante casi dos meses. Es obvio que la reclusión fue capaz de tumbar la curva epidemiológica cuando sus picos colapsaban el sistema sanitario y la cifra de muertos alcanzaban el millar diario. Caminábamos entonces por un territorio ignoto y la hibernación fue imprescindible aunque resultara traumática para nuestros hábitos de vida y nuestra economía.

Ahora bien, por muy amenazantes que se presenten los rebrotes del virus surgiendo por doquier las circunstancias en que ahora se producen distan mucho de las que vivimos en los meses de primavera cuando el bicho nos puso contra las cuerdas. La experiencia vivida permitiría afrontar con otras armas y otras maneras una propagación generalizada del Covid-19 que, en cualquier caso, hay que intentar conjurar.

Algunos brotes tan graves como los que se produjeron en Lérida han venido a demostrar que se puede doblegar la expansión de la pandemia, incluso en situaciones límite como la vivida en el Segría con los hospitales desbordados y un contagio comunitario, sin llegar a un confinamiento estricto y manteniendo una considerable actividad.

Es posible frenar un brote con alcance comunitario aplicando limitaciones adaptadas al momento y circunstancia

Está comprobado que es posible frenar un brote incluso con alcance comunitario aplicando limitaciones adaptadas al momento y a su circunstancia. Lo acontecido en el tiempo transcurrido desde el comienzo de la desescalada han mostrado claramente dónde se producen los focos de contagio y las situaciones que hemos de evitar. Los festejos familiares y reuniones de amigos de más de diez personas, los botellones y el ocio nocturno en espacios cerrados acaparan la inmensa mayoría de los contagios. Hemos visto vídeos que documentan hasta qué punto hay gente que pasa de las normas básicas de prevención y lo urgente que resulta frenar esa deriva con medidas punitivas que frenen a los irresponsables.

Otra línea necesaria de control es la de los desplazamientos a la vista de la desastrosa gestión del movimiento de temporeros y el gran volumen de población urbana que se traslada a municipios pequeños. Evitando estas situación de riesgo y haciendo hincapié en las tres medidas básicas de autoprotección, el uso de mascarilla, el distanciamiento y la higiene de manos puede conjurarse el fantasma del confinamiento. 

La reedición del confinamiento supondría un fracaso de todos que además no nos podemos permitir

La reclusión, además de resultar letal para la economía nacional, que ya va tocada del ala, no es inocua para la salud de la ciudadanía. Hay estudios que reflejan incrementos espectaculares de los síntomas de depresión o ansiedad y problemas emocionales. Los mismos trabajos reflejan igualmente un peligroso incremento del consumo de fármacos relacionados con esas patologías, tranquilizantes, sedantes o somníferos. Otras prospecciones muestran tendencias al aumento de peso y, en general, un descenso de la actividad física que no ayuda precisamente a mantenernos en buen estado.

El confinamiento tuvo sentido en un tiempo y unas circunstancias que, salvo de forma puntual y localizada, no debieran volverse a repetir. Es una medida indeseada e indeseable cuya reedición supondría un fracaso de todos que además no nos podemos permitir.

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