Francisco Aranda Diputado por Barcelona y miembro de la Diputación Permanente en el Congreso
OPINIÓN

Empezar un nuevo año

  • "Todos deseamos situarnos ya en una fase donde demos por superada esta pesadilla"
Decenas de personas en la calle Preciados, a 7 de diciembre de 2021, en Madrid (España).
Decenas de personas en la calle Preciados, a 7 de diciembre de 2021, en Madrid (España).
Europa Press
Decenas de personas en la calle Preciados, a 7 de diciembre de 2021, en Madrid (España).

Iniciamos este 2022, o según se mire, el tercer intento de iniciar el 2020, con una mezcla de preocupación por los datos de la pandemia en esta sexta ola marcada por la variante Ómicron, a la vez que esperanza por desear que el proceso de vacunación de menores y la tercera dosis de refuerzo sean definitivas para pasar a una nueva fase de esta pandemia.

Todos deseamos situarnos ya en una fase donde demos por superada esta pesadilla y recuperar de manera completa la normalidad social, sanitaria, escolar, laboral o económica.

Los esfuerzos colectivos de nuestra sociedad para salir de esta situación, y quiero mencionar expresamente a la ciencia y al personal sanitario, están siendo ingentes y merecen una recompensa en forma de victoria definitiva sobre el virus.

Es en este contexto, en el de este inicio de año, y con la esperanza puesta en un futuro próximo donde convivamos sin riesgo sanitario, donde todas las personas coincidimos en pensar qué deseamos que nos depare el nuevo año que empieza, y cuál es nuestra disposición personal al respecto. Evidentemente la situación sanitaria y el contexto que nos acompaña marca sobremanera nuestra manera de percibir esta realidad y se convierte, más que nunca, en un condicionante fundamental a la hora de reflexionar y actuar.

En mi caso no es una excepción.

Reflexionar sobre la realidad del momento, pero también poniendo en valor todo lo positivo, y es que hemos empezado el año, por ejemplo, con unos datos de paro que desmontan cualquier teoría catastrofista expuesta por la oposición, con un bagaje de leyes aprobadas que no hacen otra cosa que mejorar la vida de los ciudadanos y ciudadanas, y con más del 90% de la población mayor de doce años vacunada. Atisbos de esperanza que dan aliento para seguir conquistando derechos y, sobretodo, avanzar a nivel colectivo, pero también a nivel personal.

Los esfuerzos de nuestra sociedad para salir de esta situación están siendo ingentes y merecen una recompensa en forma de victoria sobre el virus

Esta tribuna quincenal, donde básicamente traslado mis opiniones y posiciones políticas, es también un buen lugar para complementar con reflexiones más personales, no tan ligadas a mi labor parlamentaria.

Personalmente, siempre he afrontado los nuevos ciclos (y el inicio de un nuevo año lo es, sin duda) con una mezcla de ilusión, determinación y expectativa. Y así, me he planteado cómo posicionarme tanto para dar lo mejor de mí en cada ámbito de mi vida, como para encajar y recibir las diferentes circunstancias que puedan acontecer.

Hace unos años, 15 más o menos, elaboré un decálogo muy personal que he ido actualizando de tanto en tanto. Lo componen una serie de actitudes, de acciones, de deseos, con los que afronto la tarea de enfocar cada nuevo año. Me gustaría, sin más ánimo que el de compartir, plasmar la esencia del mismo en este artículo.

Cada 1 de enero saco los apuntes de una caja guardada en casa y releo esa lista elaborada con bolígrafo azul, que contiene diez puntos aderezados de borradores, tachones, incorporaciones, flechas, mayúsculas, acentos…y la releo, pensando en si aun son válidas para el año que entra.

Una lista elaborada para mantener los ojos abiertos, un año más, para no dejar de sorprenderme, para disfrutar con cada nuevo amanecer, para compartir cada día con alguien una sonrisa, para pensar y hacer pensar, para pensar bien y hacerlo bien, para hacer el bien, para conservar las amistades y construir nuevas, para recordar muchas cosas y no olvidar otras tantas, para crecer personalmente y hacerlo junto a quienes crecen conmigo, para hacer mi trabajo con honestidad, para ayudar, para aprovechar cada minuto y que cada minuto sea de provecho, para aprovechar el tiempo, y hacer que el tiempo merezca la pena.

"Lo más importante es que lo importante sea, de verdad, lo más importante"

Una lista que trata de la necesidad de ver, mirar y observar; de hablar con sinceridad; de unir y generar encuentros; de mirar y reconfortar; de oír y sobretodo escuchar; de dar y compartir, de agradecer; de caminar en compañía, de querer y de amar.

En definitiva, una lista que nos recuerde que lo más importante es que lo importante sea, de verdad, lo más importante.

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