OPINIÓN

Realidades paralelas

La presidenta de la cámara, Laura Borràs y el diputado de la CUP-NCG, Pau Juvillà.
La presidenta de la cámara, Laura Borràs y el diputado de la CUP-NCG, Pau Juvillà.
SILVIA JARDI ACN
La presidenta de la cámara, Laura Borràs y el diputado de la CUP-NCG, Pau Juvillà.

Como se sabe, en los Estados Unidos, donde todavía mueren 2.500 personas diariamente de Covid - en su mayoría no vacunados -, hay miles de ciudadanos que creen que la Tierra es plana y que a Donald Trump un “contubernio de pederastas” le robó las elecciones.

La mayoría de esas personas ha elaborado una realidad paralela que acaban por creerse y que les hace totalmente impermeables a cualquier manifestación que no forme parte de su realismo mágico. Es como si fueran víctimas de procesos sectarios que les anularan la cordura y la personalidad.

Tienen sus canales de información que les mantienen perfectamente desinformados y reaccionan al unísono, muchas veces agresivamente, contra cualquiera que les haga notar la desnudez del rey.

Desgraciadamente, desde hace algún tiempo, en Cataluña, también hay personas que viven de y en una realidad paralela. Y no crean que es gente de a pie. No, para nada. Es gente de nivel, con estudios y, en la mayoría de los casos, con buenos sueldos públicos.

La presidenta del Parlament, Laura Borràs, en vez de asumir que ella no ha tenido la valentía de hacer realidad lo que ha venido predicando a diestro y siniestro, culpa a los funcionarios de no haber querido desobedecer

Laura Borràs, presidenta del Parlament, segunda autoridad de Cataluña, es una de esas personas: En el Parlament había “dos realidades paralelas”, ha dicho sin sonrojarse. En una, “la legislación española”, que había dejado sin escaño a Pau Juvillà, y, en la otra, el Parlament ratificaba que Juvillà continuaba conservando el escaño. ¿Cuál se impuso? La española. ¿Por qué? Porque, según Borràs, “cuando los funcionarios no hacen las cosas y no informan, a eso se le llama miedo”. Es decir, que en vez de asumir que ella no ha tenido la valentía de hacer realidad lo que ha venido predicando a diestro y siniestro, culpa a los funcionarios de no haber querido desobedecer.

El jefe de filas de ERC en Madrid, Gabriel Rufián, no lo podía haber dicho mejor en un tuit refiriéndose a Junts: “Es bueno que la política impere, porque la magia está muy bien para los teatros y para el tarot”.

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