OPINIÓN

Setenta años de reinado

La reina Isabel II ha querido homenajear a su difunto marido en el discurso de Navidad. Un retrato de la pareja adorna la mesilla desde donde la monarca ha pronunciado unas palabras para todos sus ciudadanos.
La reina Isabel II en el discurso de Navidad. 
GTRES
La reina Isabel II ha querido homenajear a su difunto marido en el discurso de Navidad. Un retrato de la pareja adorna la mesilla desde donde la monarca ha pronunciado unas palabras para todos sus ciudadanos.

Cuando hace unos meses la reina Isabel II rechazó, con firmeza, elegancia e indudable sentido del humor, el premio Oldie del año, alegó: "Uno es tan mayor como se siente y no creo que cumpla con los criterios para poderlo aceptar". En otras palabras, que no se siente en absoluto vieja ni tan mayor a sus 95 años como para recibir este tipo de distinciones.

Cierto es que sus genes maternos le auguran una larga vida. Su madre, la reina Isabel Bowes-Lyon, murió a los 101 años, y la soberana, hasta el momento, siempre ha gozado de excelente salud, aunque en los últimos tiempos saltaron las alarmas cuando se vio obligada a suspender algunos compromisos oficiales.

La pandemia también ha alterado su vida y sus tradicionales costumbres: este año no ha pasado las fiestas de Navidad en Sandringham como es habitual, y fuera de los muros de Buckingham el Palacio de Windsor se ha convertido en su trinchera.

Mientras, el núcleo duro de la familia real ha ido adquiriendo cada vez mayor protagonismo. El príncipe Carlos y Camila y los duques de Cambridge Guillermo y Kate tienen más peso en sus agendas y multiplican sus apariciones públicas.

Pero la reina está ahí sin soltar el timón. Cuando se cumplen setenta años de su llegada al trono, lo que convierte su reinado en el más longevo de la historia británica, la abdicación no parece figurar en sus planes. 

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