Fernando Alonso ha cerrado una nueva etapa en su vida. Para el gran público, la segunda. Para el resto, mucho más. El español se subió por última vez (de momento) al podio de las 24 horas de Le Mans como ganador de la carrera más grande del mundo, pero también como campeón del mundo. Una sensación que no había tenido desde 2006.

Aunque la sensación es algo extraña por la manera en la que pudo repetir la victoria de 2018, sólo se puede decir que la etapa de Alonso en Toyota ha sido un rotundo éxito. Por muchas ganas que le tengan sus 'haters', lo del español con el fabricante nipón ha sido un matrimonio corto pero muy fructífero, en el que las circunstancias se han puesto todas de cara para que triunfara.

Alonso seguirá en los circuitos (o en las dunas del Dakar...) por mucho tiempo, pero no se sabe cuánto. Los mismos que hoy dejarán comentarios insultándole serán, posiblemente, los que dentro de unos años glosen sus magníficos años en la competición.

Y es que habrá un momento en el que Alonso no estará como piloto. Y no habrá un muchacho de Murcia que se haga los kilómetros que se hizo un fan que conocí en Le Mans para ver de cerca a su ídolo. Su leyenda perdurará para siempre, y por suerte para él fuera también de la Fórmula 1.

PD.- Aficionados al automovilismo: tenéis que venir a las 24 horas de Le Mans, al menos, una vez en la vida. Esto es puro espectáculo, sin más. Y si además el final es así...