El que firma estas líneas lleva ya unos cuantos kilómetros en esto de las carreras, y cada día que pasa tengo más claro que como Fernando Alonso no va a pisar un circuito otro piloto español en mucho tiempo. Lo que ha conseguido en las 6 horas de Spa no es sólo una victoria deportiva, algo que hasta cierto punto es normal. Él, en la Fórmula 1, había logrado 32 antes, y aunque han tenido que pasar 1.819 días (cuatro años, 11 meses y 21 días), no parece haberse olvidado de cómo se abría la botella de champán.

Lo que hace Alonso trasciende su mero deporte. Porque, sean sinceros, ¿cuántos de ustedes habían visto antes de Alonso una prueba de 6 horas seguidas? ¿Y cuántos de ustedes tienen claro que la que se va armar en las 24 horas de Le Mans es tremenda? No conozco otro deportista que arrastre tanto. ¿Se imaginan a Rafa Nadal arrastrando a tantos a un partido de pádel, por ejemplo? No, porque no creo que Nadal se atreva (de momento) a pasarse a otra disciplina. Es lo grande que hace a Alonso: ahora mismo ha perdido el miedo a dar el salto a otros campeonatos.

Pero si lo de Spa ha sido grande, lo que se viene para Le Mans lo va a ser aún más. Javier Rubio, Tomás Saldaña, Santi Ayala, Pablo Juanarena, Sergio Gutiérrez y servidor comentábamos después de las narraciones en DMax y Eurosport que esto es un antes y un después. Ver a la gente alucinar con un campeonato que muchas veces da carreras con muchísima más emoción que la Fórmula 1, y a las pruebas me remito, no hace sino pensar que muchos se pueden enganchar no sólo por Alonso, sino también porque este tipo de competición es espectacular.

Apunten la siguiente fecha: 17 de junio de 2018: ese día, Fernando Alonso puede entrar en la historia. Otra vez.