CHARO RUEDA. PERIODISTA
OPINIÓN

Las otras kellys

Charo Rueda, periodista.
Charo Rueda, periodista.
CHARO RUEDA
Charo Rueda, periodista.

No ha trascendido si Ángela Muñoz, una de las representantes de las kellys que se reunió con Rajoy la semana pasada, le pudo preguntar al presidente, como pensaba hacer, si sabe poner la funda a una almohada y además con la exigencia que se les requiere a estas mujeres, sin arrugas y perfectamente ajustada -decía ella-.

Seguro que no, que Rajoy no sabe ponerle la funda a una almohada porque nunca habrá necesitado hacerlo. Pero ni él ni otra mucha gente, ni la funda de una almohada ni una mínima parte del trabajo que hacen las kellys (camareras de piso de hotel) en unas condiciones de esclavitud que hemos conocido al hacerse pública su situación.

La primera vez que escuché la palabra "queli" no se escribía ni con k ni con y sino así: queli. Fue hace más de veinte años por boca de un amigo que contaba maravillas de "su" queli -no lo decía con sentido de propiedad, sino de cariño-. Al preguntarle quién o qué era "queli" me contestó jocoso: "la que limpia en casa".

Hoy el término se ha "modernizado" cambiando la grafía y se atribuye sobre todo a las mujeres que limpian los hoteles. Pero hay otras kellys o quelis, con una situación laboral muy cambiante, las del servicio doméstico que se encargan de tu casa o porque no necesitas hacerlo tú o porque trabajas a destajo fuera y precisas de una persona que venga unas horas para que el mundo no se desmorone al abrir la puerta de casa y te caiga encima.

Cuando he tenido un buen trabajo, he contado con una querida kelly por horas que aparte de limpiar mi casa, me ha enseñado un montón de trucos y de arreglos que ahora que no tengo un buen trabajo, me sirven para tenerla si no como ella la tenía, sí al menos pasable. Digo querida porque aunque ya se jubiló, seguimos teniendo relación y me sigue enseñando.

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