España está perdiendo a marchas forzadas la carrera de las energías limpias. El país del sol no saca el rendimiento económico y medioambiental que podría obtener de las energías renovables no porque no pueda, sino porque no quiere el Gobierno, que con el impuesto al sol está cercenando ese avance.

Países que no tienen esta situación geográfica privilegiada están invirtiendo mucho más para ir cambiando el modelo. Lo refleja el nuevo informe Tendencias globales en la inversión en energías renovables 2018 de Naciones Unidas. En este país nuestro se producen 100.000 megavatios de potencia eléctrica. Un 45% es de energía renovable, pero si se autorizaran todos los proyectos que han solicitado licencias para energía limpia, aumentaría la producción en un 75%. Sin embargo, en 2017 solo se incrementó en un ridículo 0,06%.

"Las decisiones del Gobierno español en los últimos años suponen un daño irreparable para el futuro del país", denuncia Greenpeace, organización para la que este año 2018 es un año clave porque en Europa se están negociando las políticas energéticas que nos van a afectar hasta 2030. Por eso, reclama la atención de los ciudadanos con un vídeo cómico con la que quiere que sea la canción del verano: el Placa, placa, impuesto al sol de Rajoy, que alude a la bofetada que simbólicamente reciben los ciudadanos que quieren generar y consumir su propia energía.

Mientras, hay quien va consiguiendo pasos adelante. La electricidad del Ayuntamiento de Madrid será limpia para todos sus suministros: los tribunales han desestimado el recurso de las grandes eléctricas contra el concurso que les impedía optar a una adjudicación de 82 millones de euros. Y hay otras administraciones esperando poder hacer lo mismo. ¡Un triunfo!