Cataluña muestra estos días su doble cara. Tienen al president Torra defendiendo las protestas y alabando a la vez la actitud firme de los Mossos ante ellas. Tienen a algunos ciudadanos –cada vez menos– asediando edificios públicos, y a una mayoría suspirando por volver a la normalidad. Es una situación aún anómala y grave, pero menos masiva y apoyada que la de hace dos años. Nadie ha dicho que se pueda volver a la normalidad de un día para otro, pero tras la sentencia, aunque sea lentamente y con resistencia, toca avanzar y volver a la senda perdida del sentido común.
OPINIÓN16.10.2019 - 06:38h
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