Hablaban de encontrar "la ventana de oportunidad", de convocar elecciones en el momento en que el PSOE estuviese lo suficientemente bien en las encuestas como para poder pactar a su izquierda y a su derecha.

En enero, el equipo de Pedro Sánchez creyó ver que esa ventana de oportunidad empezaba a abrirse y que había que actuar rápido. Convocó elecciones para este pasado domingo. Algunos creyeron que llegaban tarde, pero les ha salido bien la jugada. Sánchez ha demostrado que supo leer el momento, y ahora le toca no fallar en el siguiente paso de esta partida.

Cuando desde el PSOE hablaban de que buscaban esa ventana de oportunidad, explicaban el porqué con bastante claridad: si dependes de un socio, estás en sus manos. Eres su rehén, como ha sido durante estos meses Sánchez del independentismo, hasta que convocó elecciones.

Pero si puedes elegir entre dos socios opuestos... Entonces todo cambia, porque estás mucho menos expuesto a su presión. Cuando en la Moncloa hablaban de poder elegir socio, era para después gobernar en minoría. Seguramente eso intentará Sánchez.

Lo consiga o no, lo que está claro es que por primera vez en la historia reciente, un presidente sin mayoría absoluta ya no depende de un partido nacionalista. Es un escenario inédito y el presidente tiene ahora la responsabilidad de gestionarlo.