Argentina era la única selección que viajó a Rusia derrotada. El clima de frustración incluso antes de que la pelota echase a rodar era difícilmente explicable, pero representa una realidad palpable: casi nadie creía y muy pocos creen. En ese contexto se le está pidiendo a Leo Messi hacer de Maradona. A un Leo Messi que hace sólo dos veranos, invadido por la frustración, anunció que no iba a volver a vestir la zamarra albiceleste.

Particularmente no tengo dudas de que el 10 argentino es el que mejor ha jugado que hayan visto mis ojos. El que, durante una década, mejor ha organizado el juego, mejor ha regateado, y mejor ha finalizado. Sin embargo ahora es justo dudar de si su cabeza ha estado a la altura de su talento, como si la comparación con Cristiano Ronaldo haya tenido convergencia en algún punto en el que el portugués ha creído y Leo no, cambiando el guión de una historia que parecía ya escrita.

A mí el comienzo del Mundial me ha dejado una cosa clara, y es que Cristiano Ronaldo ha saltado al césped con la convicción de que lo va a ganar, y Leo Messi, con el miedo de que lo va a perder. Van sólo dos partidos, Argentina aún no está eliminada y no hay duda de que el inmenso talento que tiene el futbolista del Barcelona puede hacer cambiar las cosas, pero las sensaciones son las que son: en este punto de sus carreras, el jugador del Real Madrid ha madurado mejor desde el punto de vista de la mentalidad.

Quizás el contexto haya ayudado, por supuesto. Cristiano Ronaldo se ha visto rodeado en el Real Madrid de una generación irrepetible de futbolistas, entre los que se encuentra Luka Modric, quizás verdugo de Messi en Rusia 2018. 4 Champions en 5 años han forjado un carácter ganador en los jugadores blancos difícilmente igualable, y quizás desde ahí pueda explicarse que, en la noche en la que a Leo se le pidió ser Maradona, fue un pequeño genio de Zadar el que escribió "Diego" en croata. Leyenda del fútbol mundial.