Son tantos los jugadores que pueden jugar entre líneas y hacer el papel de mediapunta en la Selección de Lopetegui, que el protagonismo siempre va a ser para ellos. No vale la pena hacerse mala sangre sobre la ausencia de un nueve titular, porque la esencia de este equipo está por detrás. El magnetismo que generan futbolistas como Iniesta o Silva, incluso Koke o Thiago cuando se incorporan a esas posiciones, incluso la versatiliad de Iago Aspas, hacer que el protagonismo del juego de España esté por esa zona o por fuera donde Jordi Alba u Odriozola se benefician. Mucho más el barcelonista que tiene más galones y que conoce mucho más el juego entre líneas de Andrés o David.

Es verdad que España genera mucho y dispara poco para todo lo que crea. Se suele responsabilizar a los delanteros de esa tara, pero tiene que ver con la dinámica de juego. Es verdad que Diego Costa fluye mal con el fútbol de toque, pero ha demostrado que dejando el balón de frente a los que llegan de segunda línea es una garantía e iniciando la presión es único. Aspas, más escorado ante Suiza, tiene mucha calidad, pero le falta buscar más puerta. Se contagia del fútbol de toque y se olvida de ser tan resolutivo como en el Celta. Da la sensación de que Rodrigo Moreno es el que mejor mezcla por su dinamismo y su buen manejo, pero falló el gol tras un pase de dibujos animados de Lucas Vázquez.

Julen no tiene un problema, tiene tres soluciones y las irá manejando según analice a los rivales y como meterle mano a sus dinámicas defensivas. Ya sabemos que ser nueve en la España de los dieces nunca será fácil, pero si queremos toque y una segunda línea de ataque tan atractiva, hay que aceptar que el peaje lo paga el nueve.