RAFAEL MATESANZ. FUNDADOR DE LA ORGANIZACIÓN NACIONAL DE TRASPLANTES
OPINIÓN

El valor de la protesta

Rafael Matesanz
Rafael Matesanz
JORGE PARÍS
Rafael Matesanz

En muchos órdenes de la vida, sobre todo con la administración de por medio, es difícil que los asuntos importantes avancen si no media algún tipo de protesta o de actitud firme por parte de los afectados. Frente al concepto un tanto escandinavo de que la civilización llega cuando todo funciona como debería y que los que mandan ya se encargan de afrontar aquellos proyectos necesarios que constituyen un bien para la colectividad, está la terca realidad.

La ORGANIZACIÓN NACIONAL DE TRASPLANTES (ONT) es la joya de la sanidad española, admirada en los cinco continentes y con el apabullante récord de haber llevado a España al liderazgo mundial durante 26 años consecutivos y los que vendrán. Pero nada hubiera sido posible sin que, a finales de los ochenta, en medio de un grave descenso de las ya escasas donaciones de órganos que se producían en España y un caos organizativo fruto sobre todo de la desidia ministerial, se produjera una protesta generalizada que no dejó a la administración sanitaria otra opción que hacer algo.

Los más perjudicados por la situación eran los enfermos con insuficiencia renal en diálisis, que veían esfumarse sus esperanzas de ser trasplantados y que, ante la falta de un interlocutor válido, presentaron una queja formal ante el defensor del pueblo sobre la base de la inacción ministerial. Los pacientes cardiacos y hepáticos, aún más perjudicados que los renales -ya que ni siquiera tenían la diálisis para seguir viviendo- no tenían aún posibilidades reales de protestar dado lo inicial de estos procedimientos, pero en cambio tenían el altavoz de los medios de comunicación con sus quejas y sus llamadas desesperadas pidiendo un hígado o un corazón con enfermos a punto de morir, que inducían la angustia en la opinión pública al no saber muy bien qué hacer para solventar aquel desastre. Los propios médicos apoyaban y aumentaban estas protestas ante la imposibilidad de que se solucionaran los problemas que encontraban en su trabajo diario y que se traducían en vidas perdidas.

Fueron los enfermos renales quienes llevaron ruidosamente sus protestas al propio ministro García Vargas durante un acto hospitalario. Aquello fue la gota que colmó el vaso. El máximo responsable sanitario aparentemente se enteró entonces de que había un problema con los trasplantes. Había que hacer algo aunque no supiera muy bien qué.

Lo demás es historia. En septiembre de 1989 echa a andar la ONT y, en solo 3 años, España alcanza el liderato mundial que aún ostenta y lo que es más importante: lo hace con un sistema tremendamente sólido y a prueba de crisis. Una vez más el refranero español con su "quien no llora no mama", que no por casualidad tiene su equivalente en todas las lenguas de nuestro entorno, mostró su carácter casi siempre infalible.

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