RAFAEL MATESANZ. FUNDADOR DE LA ORGANIZACIÓN NACIONAL DE TRASPLANTES
OPINIÓN

Por qué los hombres donan más hígados y las mujeres más riñones

Trasplante renal
Trasplante renal
JUNTA DE ANDALUCÍA - Archivo
Trasplante renal

Al informe anual del Observatorio Global de Donación y Trasplantes, con la actividad de la que somos líderes desde hace 26 años, se ha añadido este año una perspectiva de género que ha llamado la atención y dado titulares, aunque las interpretaciones que se le han dado no hayan solido ajustarse a la realidad. Según los datos de 2017, las mujeres superan a los hombres en un 60:40 en la donación de vivo de riñón, y en cambio los hombres superan a las mujeres en la misma proporción cuando de lo que se trata es de donar en vivo un fragmento de hígado.

Sobre esta curiosa situación de generosidad selectiva se han hecho consideraciones sociológicas, algunas ciertas en parte, mientras que otras están condicionadas por razones biológicas y tienen una explicación bastante más simple.

Para el predominio femenino en la donación renal (en España aún mayor: 2:1), cabe señalar que las enfermedades del riñón son más frecuentes en el hombre, concretamente el doble entre los nuevos casos españoles en 2016 y cifras similares en otros países. Consecuencia: mayores necesidades de diálisis/trasplante entre los hombres y menores posibilidades médicas de donar en vida a un familiar que lo necesite por tener más posibilidades de hipertensión y enfermedad renal que las mujeres. Como alrededor de la tercera parte de los trasplantes renales de vivo se hacen de un miembro de la pareja al otro, la diferencia se explica en gran medida, aunque no en su totalidad. Es cierto que cuando, por ejemplo, el receptor es un/a hijo/a, casi siempre es la madre quien dona, también con una proporción 2:1. Hay, por tanto, también motivos sociológicos y brecha de género de fondo, probablemente en relación con la distribución de ingresos en el hogar.

En el caso del hígado hay que diferenciar la donación a un/a niño/a, para la que suelen valer ambos progenitores; y como en el riñón, la madre supera ampliamente al padre como donante por motivos similares. Este predominio femenino se ve en cambio contrapesado para los enfermos adultos, en que los varones llevan una clarísima delantera por una razón: la cantidad de hígado a trasplantar es considerable y depende del peso del receptor, con lo que hacen falta donantes grandes, mucho más propios del sexo masculino que del femenino. Aquí no hay más razones que las estrictamente médicas.

Los motivos son, por tanto, médicos y sociológicos. En todo caso, no olvidaré una reunión de trasplantes en la que, tras constatar el constante predominio de los hombres entre los donantes fallecidos –aquí también casi 2:1 sobre las mujeres por el único motivo de que el tipo de muerte que se asocia a la donación se da mucho más en el sexo masculino–, alguien propuso muy seriamente la adopción de medidas para que aumentase la donación femenina.

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