Demasiados lobos depredando al lobo

Como cada mañana leo con atención las noticias en 20minutos. Compañero amable de mis viajes cotidianos —y de los de miles de viajeros que cada día coincidimos en el transporte público— sus páginas me sorprendían recientemente con un titular que atacaba diciendo "Madrid estudia permitir que los ganaderos maten lobos".

Aunque la caza del lobo está prohibida desde hace tiempo en nuestra comunidad autónoma y se prevén multas de hasta 200.000 euros para quienes violen esta proscripción, como acertadamente se destaca en la pieza periodística, lo cierto es que hay demasiados amigos de la subvención fácil y del gatillo suave que estarían encantados de poder salir por los caminos a exterminar una especie autóctona y mágica como pocas: los lobos.

Tiempo atrás, cuando en este país el respeto por la naturaleza y la biodiversidad eran cosa de "cuatro locos ecologistas de esos" estuvimos a punto de perder a uno de los mayores y mejores exponentes de la fauna ibérica. Un impresionante animal que ha demostrado como pocos una sorprendente capacidad de adaptación frente a la adversidad, y que aún hoy en día debe seguir luchando contra atávicos prejuicios que lo convirtieron en poco menos que el mal encarnado.

La lucha por su defensa y el empeño tenaz de naturalistas y ecologistas –algunos de ellos convertidos en grandes figuras mediáticas- logró salvar al lobo casi en el último minuto. Después de que se le persiguiera casi hasta la extinción el lobo ha vuelto a estar presente, poco a poco y de forma controlada, en algunos pequeños territorios de nuestro país que ya le pertenecían antes de la llegada del ser humano.

En nuestra región hacía muchas décadas que ya no era posible escuchar el evocador aullido de este magnífico animal. Y en la actualidad se sabe de la existencia de unos pocos ejemplares que habitan en nuestros montes más serranos. El lobo es un animal libre y salvaje que vive como tal conservando sus esencias.

Protegerlo y hacer su existencia compatible con la economía rural y las explotaciones ganaderas es obligación de las administraciones públicas, que deben dedicar sus esfuerzos en esta tarea mediante la implantación, entre otras medidas de control, de subvenciones dinerarias para las posibles cabañas ganaderas que hayan sufrido alguna pérdida achacable al lobo.

Cuando en este país se habla de subvenciones a más de uno los ojos le hacen chiribitas y se le abren como platos. Y es muy probable que esta sea una de las razones (o la principal) que ha llevado a poner sobre la mesa del gobierno regional una solicitud para que se permita a los propietarios de explotaciones ganaderas tirar a matar contra el lobo.

En Podemos creemos que esta propuesta va en la línea de contar con una especie de carta blanca oficial que les permita exterminar todo lo que no interese a cierto sector ganadero. Que además enfoca la problemática del mundo rural buscando chivos expiatorios y proponiendo legalizar medidas cuya única pretensión es hacer desaparecer toda la biodiversidad de nuestra región.

Desde Podemos no defenderemos nunca abatir animales salvajes, en especial el lobo. Porque existen otras medidas que, bien aplicadas, pueden resolver las incidencias que pudieran generar estos animales que, en todo caso,son cuestiones menores enmarcadas en la realidad del mundo rural y de la ganadería. Nunca defenderemos que un ganadero pueda matar a discreción solo por ver aparecer a un lobo.

Desde Podemos trabajaremos por aplicar medidas de coexistencia entre la fauna salvaje y la economía rural, poniendo negro sobre blanco la realidad social y las medidas que garanticen esta coexistencia. El lobo no es un problema para el mundo rural. Las manipulaciones para obtener ayudas de la PAC, la despoblación y la falta de relevo generacional sí lo son.

Podemos apuesta decididamente por implementar ayudas que permitan modernizar las cabañas ganaderas. Y en el caso concreto del lobo sabemos que los proyectos de implantación de mastines españoles representan una buena línea de trabajo a seguir en esta materia. Desde Podemos no apoyamos disparar tiros como solución a los problemas. Es preciso trabajar con los ganaderos, con los ecologistas y con los colectivos proteccionistas para consensuar y alcanzar soluciones reales. Soluciones basadas en la inteligencia colectiva, en la evolución de la tecnología y también de las conciencias.

La derecha históricamente ha focalizado muchos de los problemas del mundo rural en el lobo y basta con ver los datos reales de ataques de lobos en nuestro país para comprender que esto es solo una cortina de humo. Incluso las subvenciones a los ataque son muy opacas y con muchas sospechas de que no acaban

donde deben acabar. Es necesario que estas ayudas sean más transparentes y claras. Y que vayan enfocadas no solo a cubrir los daños de los lobos, sino a aplicar medidas para evitar estos ataques, mediante mejoras en la modernización de las explotaciones ganaderas.

Debemos priorizar el apoyo a los ganaderos locales, teniendo en cuenta y valorando a aquellos que cuidan de sus cabañas ganaderas frente a quienes dejan en el monte a sus animales sin control y sin cuidados. En definitiva, hay problemas en el mundo rural que desde Podemos enfocaremos y trabajaremos, pero lo que tenemos claro es que no compraremos el discurso de la derecha, que siempre ha abandonado al mundo rural utilizando al lobo como chivo expiatorio.