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¿Sabes qué es el hígado graso? Una de cada cuatro personas puede padecerlo

Se trata de una enfermedad silenciosa en su inicio que conviene controlar.
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Tanto en Europa en general como en España en particular, la enfermedad del hígado graso no alcohólico o esteatosis hepática afecta a una de cada cuatro personas. Es una enfermedad silenciosa al inicio, pero su evolución sin tratamiento puede ser peligrosa y acarrear otras enfermedades más graves.

Si en general la incidencia de la esteatosis hepática es muy elevada, se acentúa aún más cuando se padece al mismo tiempo “obesidad o diabetes, aunque sea la del tipo 2”, explica el Dr. Juan Pablo Robles, especialista en Medicina Interna de Quirónprevención.

“Las enfermedades que acaban de ser citadas, por sí mismas ya son importantes, pero cuando se presentan juntas aumentan el riesgo de padecer esteatosis, potenciando sus riesgos entre todas ellas”, indica, por su parte, al Dr. Rafael Esteban Mur, hepatólogo y jefe del Servicio de Medicina Interna de Hospital Quirónsalud Barcelona.

“Cuando se presentan juntas aumentan el riesgo de padecer esteatosis”

La esteatosis se trata de una acumulación de grasa en el hígado que no provoca síntomas en el paciente hasta que ya se haya desarrollado. No obstante, desde su estadio inicial ya aumenta las posibilidades de desarrollar procesos más complejos como inflamación y daño en las células del hígado, fibrosis, cirrosis e incluso cáncer de hígado.

Gran incidencia

En España, una de cada dos personas mayores de 18 años presenta sobrepeso u obesidad. Además, casi dos de cada diez personas presentan Diabetes Mellitus tipo 2 y cuando se asocian y coinciden estas patologías, “el riesgo de esteatosis y alteraciones metabólicas y cardiovasculares se potencia significativamente”, señala el Dr. Robles.

“Existe otra situación patológica relacionada con las anteriores que está vinculada de forma directa con el riesgo de eventos cardiovasculares. Es conocida como Síndrome Metabólico y lo padecen en España 1 de cada 3 personas (31%)”, agrega, por su parte, el Dr. Mur.

Ausencia de síntomas

Pese a que la enfermedad es asintomática, existen diferentes pruebas para diagnosticar el daño hepático, para identificar la situación de riesgo y para establecer medidas y posibles tratamientos que reviertan el riesgo de que el daño al hígado sea irreversible.

La biopsia hepática “es la prueba diagnóstica por excelencia para detectar de forma fehaciente y precisa la existencia de daño o lesión hepática, en diferentes patologías”, afirma el especialista Mur. Su homólogo apunta a que existen otras pruebas no invasivas que nos pueden ayudar a realizar un diagnóstico precoz y preventivo, entre las que se encuentra la ecografía hepática.

“Existen pruebas no invasivas que nos pueden ayudar a realizar un diagnóstico precoz y preventivo”

No obstante, en palabras del Dr. Esteban Mur “la mejor prueba diagnóstica actual es la elastografía hepática (Fibroscan) que nos informa de la presencia de fibrosis hepática que es el dato pronóstico más importante”.

En base a un estudio sobre más de 3.500 personas, de los más de dos millones que pasan por los servicios médicos de Quirónprevención anualmente, se incluyen una serie de indicadores o parámetros que permiten la identificación preventiva del riesgo de padecer esteatosis hepática no alcohólica en sus etapas iniciales. En los exámenes de salud periódicos se realizan una serie de determinaciones sobre parámetros analíticos sanguíneos, como la glucosa, colesterol, triglicéridos o enzimas hepáticas. A través de indicadores como el Fatty Liver Indez (FLI), el Non alcoholic fatty liver disease Fibrosis Score (NFS) o un cociente entre el AST (aspartato aminotransferasa) o ALT (alanina aminotransferasa), se detecta el nivel de riesgo de sufrir estatosis.

Idoneidad del examen de salud laboral

“En las campañas preventivas de salud en el ámbito laboral, es habitual focalizarse en el riesgo cardiovascular específico dejando de lado descartar la presencia de hígado graso, a pesar de la alta prevalencia de esta enfermedad a nivel general y de su estrecha relación con el riesgo de padecer eventos de tipo cardiovascular”, detalla el Dr. Mur.

El estudio del Dr. Robles apunta que un 85% de las personas que daban el FLI alterado presentaban signos ecográficos de esteatosis al hacerles una ecografía de ratificación, lo que manifiesta “la idoneidad del uso del FLI frente a otros indicadores estudiados”.

Un 85% de las personas que daban el FLI alterado

La inclusión de los índices reseñados, en cualquier caso, es una herramienta predictiva y preventiva de gran importancia y de bajo coste en la identificación del riesgo de padecer esteatosis hepática o hígado graso no alcohólico: “La salud de la persona es una y que las alteraciones de la misma pertenecientes al ámbito extralaboral, inciden de forma directa en el ámbito laboral, así como en los costes en salud derivados de los gastos sanitarios y del absentismo e incapacidad derivados del estado de salud”, agrega el Dr. Robles.

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