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¿Por qué convivir en casa con sus hijos mayores de 30 años puede dañar la salud emocional de muchas madres?

Madre e hijo
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En España, la convivencia intergeneracional se ha vuelto cada vez más común debido a factores como la crisis financiera y el alto precio de la vivienda. Sin embargo, un reciente estudio ha revelado que esta situación puede tener un impacto negativo en el bienestar de las madres españolas de entre 50 y 75 años, especialmente cuando se trata de convivir con hijos varones mayores de 30 años.

Según datos de la Encuesta Financiera de las Familias, parte del Plan Estadístico Nacional, la convivencia con hijos adultos puede generar ansiedad y frustración en las madres, quienes suelen asumir una mayor responsabilidad en el cuidado del hogar y la familia. 

María José Gil-Moltó, Profesora Titular en Economía en la Universitat Jaume I y autora del estudio publicado en Social Science & Medicine, explica en The Conversation: "Las madres tienden a responsabilizarse más de mantener los lazos familiares, cuidar de otros miembros del hogar y realizar una mayor parte del trabajo doméstico. En estas circunstancias, parece plausible que el peso de la carga de la convivencia con hijos adultos recaiga más sobre ellas".

Las madres tienden a responsabilizarse más de mantener los lazos familiares, cuidar de otros miembros del hogar y realizar una mayor parte del trabajo doméstico.

Los resultados del estudio muestran que las madres experimentan un deterioro considerable en su bienestar cuando conviven con hijos mayores de 30 años. Esta situación pone de manifiesto la necesidad de implementar políticas que faciliten la emancipación de los jóvenes en España, donde, según datos de Eurostat (2023), la media de edad a la que los hijos abandonan el hogar familiar se sitúa en torno a los 30 años.

El fenómeno de los "hijos boomerang"

La tendencia de los jóvenes a retrasar su emancipación y continuar viviendo en el hogar familiar, conocida como el fenómeno de los "hijos boomerang", es cada vez más común en España y otros países del sur de Europa. Esta situación no solo afecta a los propios jóvenes, sino que también tiene un impacto significativo en el bienestar de sus madres.

Gil-Moltó destaca que los resultados del estudio "pueden considerarse una motivación adicional para implementar políticas que favorezcan la emancipación de los jóvenes, no solo por su propio bien sino también por el de sus madres". Estas políticas podrían incluir medidas para facilitar el acceso a la vivienda, mejorar las oportunidades laborales y fomentar la independencia financiera de los jóvenes.

La importancia de abordar la convivencia intergeneracional

El estudio pone de relieve la necesidad de abordar el tema de la convivencia intergeneracional en España desde una perspectiva que tenga en cuenta el bienestar de todos los miembros de la familia. Si bien la convivencia con hijos adultos puede ser una solución temporal para algunos jóvenes, es importante reconocer el impacto que esta situación puede tener en la salud mental y emocional de las madres.

Además de promover políticas que favorezcan la emancipación de los jóvenes, es crucial fomentar un diálogo abierto y honesto dentro de las familias sobre las expectativas y responsabilidades de cada miembro. Esto puede ayudar a aliviar la carga que recae sobre las madres y a encontrar soluciones que beneficien a todos los involucrados.

El estudio realizado por María José Gil-Moltó y su equipo pone de manifiesto el impacto negativo que la convivencia con hijos adultos mayores de 30 años puede tener en el bienestar de las madres españolas. Estos hallazgos sugieren la necesidad de desarrollar políticas económicas y sociales que promuevan la independencia de los jóvenes, no solo para su propio beneficio, sino también para mejorar la calidad de vida de sus madres. 

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