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La verdad detrás de las pastillas de caldo: ¿son dañinas para la salud?

Pastillas de caldo para potenciar el sabor de los platos.
iStockphoto

Las pastillas de sabores concentrados para dar intensidad a nuestras recetas, disponibles en cualquier supermercado, son todo un clásico en las cocinas de España, comodines gastronómicos 'de toda la vida'. Especialmente utilizadas a la hora de elaborar guisos, caldos y cremas a los que queremos aportar un extra de sabor, quizá se trata de un producto que no deberíamos usar con la ligereza con que lo hacemos.

En el lineal del supermercado encontramos pastillas de caldo de verduras, pollo, carne o pescado, y existen multitud de recetas que nos sugieren que incorporemos, incluso, dos de estos cubos potenciados del sabor. A continuación, vamos a desentrañar los ingredientes de los que están compuestas, que tienen poco que ver con un alimento natural, y mucho con un exceso de sal y aditivos artificiales.

Ingredientes de las pastillas de caldo concentrado

Como principal ingrediente de las pastillas de caldo que encontramos en el supermercado, destaca (y no precisamente para bien) su alto contenido en sodio. Puesto que se trata de un aditivo, a menudo no se tiene en cuenta su aporte en personas que tienen problemas con la sal, como puede ser el caso de los hipertensos.

Las pastillas de caldo tienen un porcentaje muy elevado de sodio.
Hospital Mesa del Castillo

Al proporcionar un sabor salado añadido a los platos, efectivamente, estos se vuelven más intensos y sabrosos. Pero el sabor, en este caso, está reñido con el concepto saludable. Al aumentar la sal, la presión arterial puede elevarse y dañar el organismo. Es por eso que las pastillas concentradas deberían ser una excepción, y nunca una norma en la cocina.

Al tratarse de un alimento procesado, estos cubos repletos de sabor, y de sal, van añadiendo riesgos a la salud cardiovascular sin apenas darnos cuenta. En la mayoría de los casos, solo nos fijamos en la sal de mesa que tenemos en el salero, cuando resulta que hay productos como estos que llevan una concentración tan alta que la consumimos sin darnos cuenta de las consecuencias. 

Glutamato monosódico, otro ingrediente desaconsejado

En la composición de las pastillas de caldo existe un segundo producto especialmente presente, y que no tiene precisamente adeptos entre los nutricionistas. Se trata del glutamato monosódico, un potenciador del sabor que funciona como aditivo, y que suele añadirse a los alimentos procesados.

Cada vez se habla más de lo desaconsejados que están los alimentos procesados, poco recomendables para una buena salud digestiva y una dieta equilibrada y natural

Para llevar una dieta equilibrada y saludable, es mejor no abusar de las pastillas de caldo al guisar.
Ron Lach - Pexels

En casi todos ellos están presente el glutamato monosódico, ingrediente que 'alimenta' en cierta medida la obesidad al convertir la receta que preparamos en un plato especialmente sabroso. Por esta circunstancia, tendemos a comer mucha más cantidad de la necesaria, sin sensación de saciedad.

El tercer ingrediente: aceites vegetales como el de palma

La mayoría de las pastillas de caldo contienen grasas vegetales hidrogenadas, también conocidas como 'trans'. Y no es ningún secreto que este tipo de aceites vegetales procesados como el aceite de palma son nefastos para la salud, puesto que su elevado contenido en grasas saturadas puede ser responsable del aumento del colesterol denominado 'malo' (LDL) y, como consecuencia de ello, del riesgo de enfermedad cardiovascular.

El abuso de los alimentos procesados y las grasas trans puede dañar la salud cardiovascular.
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Como siempre, en lo que se refiere a los productos que utilizamos en cocina, un potenciador del sabor muy de vez en cuando, y en pequeña cantidad, puede ayudarnos a realzar una receta y convertirla en extra de sabor. Sin embargo, el abuso de estas pastillas para todo es un gran error que, a la larga, puede afectar negativamente a nuestra salud.

Por lo que respecta a los ingredientes naturales, como hortalizas y verduras, en el caso del caldo de verduras; o el pescado y la carne en las otras variedades, no suele superar el 5%, una cantidad irrelevante. 

Los caldos, mejor naturales y caseros

En la medida de lo posible, lo mejor que podemos hacer es poner en la cazuela huesos (de pescado o de carne, dependiendo del sabor que queramos conseguir) y todo tipo de productos naturales como verduras (puerros, zanahorias, apio…) para obtener un caldo casero natural y sabroso.

Caldo de pollo casero

Si en vez de utilizar pastillas de caldo concentrado hacemos nosotros mismos ese caldo, a fuego lento y sin prisa, siempre podremos meterlo en una cubitera y crear con él hielos que podremos utilizar cuando los necesitemos para guisar.

Un truco casero eficaz consiste en llenar cubiteras con caldo casero concentrado, para usar cuando necesitemos potenciar el sabor de ujn guiso.
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El valor nutricional de las pastillas de caldo es escaso (algo de fibra, hidratos de carbono y menos proteínas), y sus daños colaterales son evidentes. Así pues, debemos optar por preparar nosotros los potenciados del sabor, sacándole 'el jugo' a los productos naturales, y dejar el uso de este producto procesado solo para ocasiones de urgencia e imprevistos.

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