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¿Conoces la sarcopenia? Así puedes prevenirla y tratarla

Algunos ejercicios aeróbicos previenen caídas y mejoran la movilidad.
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La percepción general del envejecimiento apunta a una inevitable pérdida progresiva de la capacidad funcional, pero este fenómeno puede ser evitado e incluso revertido con la adopción de hábitos adecuados en nuestro día a día. Así, el envejecimiento saludable viene determinado por la posibilidad de mantener la capacidad funcional a la vez que sumamos años, y, en este propósito, evitar la pérdida de masa muscular es uno de los objetivos prioritarios. Siguiendo unas sencillas pautas es factible eludir la pérdida de masa muscular, fuerza y rendimiento funcional, que podría desencadenar una incapacidad para realizar actividades cotidianas básicas como caminar o desarrollar actividades de autocuidado.

Por otro lado, la sarcopenia incrementa el riesgo de caídas y fracturas, lo que a su vez puede tener consecuencias graves, especialmente en adultos mayores. Es un fenómeno común en las personas de edad avanzada “y puede tener un impacto negativo significativo en la capacidad funcional y calidad de vida”, explica el Dr. Juan Ramón Doménech, geriatra del Hospital Quirónsalud Valencia.

"La sarcopenia puede tener un impacto negativo significativo en la capacidad funcional y calidad de vida"

La sarcopenia se asocia, además, a cambios metabólicos adversos como incremento de incidencia de Diabetes Mellitus, a consecuencia de un aumento de la resistencia a la acción de la insulina.

La capacidad de recuperación y rehabilitación después de una enfermedad o cirugía también se ven mermadas con la sarcopenia: “Los adultos mayores con sarcopenia tienen menos reservas musculares y pueden experimentar una recuperación más lenta y menos exitosa en comparación con aquellos con una masa muscular adecuada”, detalla el doctor. De esta forma, implementar estrategias para mejorar la masa muscular puede resultar beneficioso cuando el paciente mayor va a someterse a una cirugía o a un procedimiento terapéutico agresivo. Se trata de preparar a la persona mayor para lo que pueda venir.

Causas y síntomas

El envejecimiento por sí mismo genera una discreta pérdida de masa muscular denominada sarcopenia primaria. Este fenómeno es consecuencia de múltiples factores, algunos evitables, como el sedentarismo, y otros no modificables, como los cambios en niveles hormonales, tales como “una disminución en la producción de hormonas anabólicas, como la testosterona y la hormona de crecimiento”. Además, también puede producirse una resistencia anabólica y generarse resistencia a sintetizar adecuadamente las proteínas musculares. También la presencia de inflamación crónica, más usual en adultos mayores, puede afectar a la salud muscular (inflamageing).

Sin embargo, conviene atender a nuestro estilo de vida para evadir la sarcopenia. Por ejemplo, una mala alimentación o una ingesta incorrecta de nutrientes esenciales “como proteínas, vitaminas y minerales” puede contribuir a la pérdida de masa muscular en los adultos mayores, indica Doménech. Asimismo, un estilo de vida sedentario “conduce a la atrofia muscular y a la disminución de fuerza y de tamaño de los músculos”.

“Conduce a la atrofia muscular y a la disminución de fuerza y masa muscular”

Juan Ramón Doménech

  • Geriatra del Hospital Quirónsalud Valencia
Cada persona puede sufrir síntomas distintos, pero encontramos puntos en común en muchos de los pacientes, como debilidad muscular, pérdida de independencia para realizar actividades básicas, aumento del riesgo de enfermedades crónicas, fatiga, deterioro de la movilidad y disminución de la densidad ósea.

Cómo abordarla

Para su diagnóstico se utilizan unos criterios clínicos y mediciones concretas actualizadas por el Grupo Europeo de Trabajo en Sarcopenia en Personas Mayores (EWGSOP, en sus siglas en inglés) que permiten establecer medidas de cribado poblacional mediante escalas concretas. Posteriormente, se pueden individualizar el diagnóstico en aquellos casos sospechosos de padecerla mediante medidas de fuerza muscular, masa muscular y rendimiento físico. La medición de la masa muscular requeriría procedimientos tecnológicos complejos y de realización en el entorno hospitalario, por lo que se acepta una simple medición de la masa gemelar (perímetro de pantorrilla) en consulta para concretar baja masa muscular.

Tanto para prevenir como para revertir la sarcopenia, es prioritario hacer entrenamiento de fuerza entre dos y tres veces por semana, así como practicar ejercicios aeróbicos tan accesibles como andar, caminar, pedalear en bicicleta o bailar. Actividades de equilibrio y flexibilidad como el yoga, el taichí u otros ejercicios específicos pueden resultar beneficiosas para evitar caídas y mejorar la movilidad. 

Ejercicios aeróbicos y de resistencia muscular resultan beneficiosos para evitar y revertir la sarcopenia

Además de la intervención en ejercicio físico, medida más efectiva para evitar la sarcopenia o revertirla cuando ya está establecida, es fundamental mantener un adecuado estado nutricional. En este sentido, cobra especial interés la ingesta de proteínas, que debe ser superior en personas mayores que en jóvenes. Es importante la realización de una valoración multidimensional que evalúe la red social de la persona mayor y que le garantice un adecuado acceso a los nutrientes y una adecuada elaboración, así como descartar alteraciones relacionadas con la dentición o la dificultad para deglutir o disfagia. Todos estos factores tienen un elevado impacto en el estado nutricional y facilitan la aparición y progresión de la sarcopenia y, por tanto, de la dependencia, por lo que no deben nunca considerarse como algo normal por el simple hecho de ser mayor.

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