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Por qué deberías orinar después del sexo tanto si eres hombre o mujer

Orinar tras el sexo podría reducir el riesgo de contraer infecciones del tracto urinario.
UNSPLASH

Es muy frecuente, independientemente del tipo de genitales que se posean, que después del sexo o de la masturbación nos entren ganas de orinar. Como el cuerpo es sabio, lo mejor es hacer caso a esa sensación por mucha pereza que nos dé abandonar la calidez de la cama o de los brazos de nuestra pareja.

Lo cierto es que ese instinto tiene una función importante, ya que orinar tras el sexo (también si no nos entran las ganas inmediatamente) minimiza el riesgo de sufrir las molestas infecciones del tracto urinario.

¿Por qué disminuye ese riesgo?

Las infecciones del tracto urinario se producen cuando las bacterias entran en el tracto urinario a través de la uretra y viaja hasta la vejiga. Aunque son mucho más habituales en personas con vulva, porque su uretra es más corta, también pueden darse en las personas con pene.

En ambos casos, (pero de nuevo, en mayor medida en las personas con vulva) varias prácticas sexuales comunes (concretamente el cunnilingus y la penetración vaginal) aumentan el riesgo de sufrir estas infecciones, ya que el roce puede llevar bacterias desde la vagina hasta la uretra.

Teniendo esto en cuenta, se cree que orinar ayuda a eliminar estas bacterias del tracto urinario y la vejiga antes de que produzcan la infección. Por ello, y dado que desde luego no tiene ningún efecto negativo, se suele recomendar adoptar esta costumbre a las personas con pene y, más aún si cabe, a las personas con vulva.

¿Cuál es la evidencia detrás de este mecanismo?

Hay que decir que este efecto protector no está enteramente demostrado. De hecho, existen estudios que sostienen esta teoría (por ejemplo, uno publicado en Sultan Qaboos University Medical Journal o uno publicado en el Journal of Clinical Epidemiology) y otros que la desmienten (como uno publicado en Evidence-Based Practice).

A pesar de ello, se ha convertido en una recomendación habitual tanto en la práctica clínica como en el ámbito de la educación sexual, especialmente la enfocada a la prevención de riesgos. Esto es porque, como ya hemos mencionado, lo que sí se sabe es que se trata de una práctica completamente segura.

Con todo, hay que tener en cuenta que existen otros factores que aumentan el riesgo de sufrir infecciones del tracto urinario, y que posiblemente tienen una influencia mucho más decisiva que la costumbre de orinar tras el sexo. Estos incluyen beber menos agua de la necesaria, emplear productos de higiene íntima irritantes, limpiarse de atrás hacia delante tras defecar, retener la orina demasiado tiempo y el uso de ciertos métodos anticonceptivos (diafragma, condones sin lubricar o con espermicida).

Lo que no previene orinar tras el sexo

Adoptar esta costumbre, aunque sea algo positivo, no puede hacernos perder de vista otros riesgos de la actividad sexual ni debería disuadirnos de tomar otras precauciones que son importantes para evitar dichos peligros.

Por ejemplo, de ninguna manera orinar tras el sexo evita contraer enfermedades de transmisión sexual, que afectan a otros canales y tejidos.

Similarmente, tampoco es capaz de evitar el embarazo, algo que hay que tener presente tanto si se está buscando (en este supuesto no sería necesario contener la orina para maximizar las posibilidades de que se produzca la concepción) como si se trata de evitar.

Otras prácticas para prevenir las infecciones urinarias

Existen otras cosas que podemos hacer para reducir aún más el riesgo de contraer infecciones del tracto urinario. 

Por ejemplo, mantenerse hidratado a través del consumo abundante de agua ayuda a orinar con mayor frecuencia y, en consecuencia, eliminar las bacterias del tracto urinario, previniendo posibles infecciones.

Igualmente, se ha demostrado que el jugo de ciertos frutos rojos (como el arándano y el arándano rojo) disminuye este riesgo, por lo que también está indicado su consumo regular, especialmente para quienes tengan una historia de infecciones de esta clase.

También, se cree que lavarse los genitales con agua caliente tras el sexo podría tener un efecto similar a orinar.

En las personas con vulva, acostumbrarse a limpiarse de adelante hacia atrás tras defecar también reduce considerablemente la incidencia de las infecciones del tracto urinario.

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