Familia

Siete claves para conseguir una relación cordial y sana con tus cuñados

Una imagen de la película 'Cuñados' estrenada este 2021.
Cinemanía

Aunque se tiende a pensar que cuando establecemos una relación de pareja el compromiso se reduce a la persona de la que nos hemos enamorado lo cierto es que su entorno familiar más cercano - sobre todo, padres y hermanos- pasan a formar parte también también de nuestro propio universo de una forma más o menos intensa. Por supuesto, podemos establecer límites como pareja y no estamos obligados a tratarles como a nuestra propia familia ni a congeniar con ellos pero sí a mantener una relación lo más cordial posible por el bien de todas las partes.

Si hace poco abordábamos las claves para lograr llevarse bien con los suegros, hoy le toca el turno a los cuñados. Una parte de la familia política con la que también pueden surgir conflictos o tiranteces a pesar de que por edad se les pueda presuponer mayor afinidad. Estos son algunos puntos esenciales a tener en cuenta para conseguir una buena relación.

No se trata de ser amigos pero sí de llevarse bien

Uno de los errores más comunes que podemos llegar a cometer con un cuñado o cuñada es dar por hecho que es necesario tener una relación de amistad con él o ella. Se trata, más bien, de tener una relación cordial y llevarse bien. Por supuesto, hay que dejar que las cosas fluyan. Si existen posibilidades reales para que surja una amistad lo hará de forma natural pero nunca hay que forzarla.

Conocerlo y mostrar interés

Antes de que se produzca una presentación oficial conviene interesarse en saber algo más sobre esa persona que se convertirá en nuestro cuñado o cuñada: a qué se dedica, si tiene pareja, cuántos años tiene, cuáles son sus aficiones... Ayudará de forma notable a romper en hielo en las primeras conversaciones y a no meter la pata tocando asuntos que puedan incomodarle. Si es posible, evitemos los temas más peliagudos que, por regla general, son fuente de discusión como la política o la religión.

No criticar a terceros ni usarles como paño de lágrimas

En una relación de cuñados hay que ser cautos, moderados y saber establecer límites. Es básico respetar la regla no escrita de no criticar delante de él a otro miembro de su familia. Aunque pueda compartir la misma opinión con el tiempo estos comentarios pueden volverse en nuestra contra y verse como un ataque si se considera que vienen de una persona ajena al núcleo familiar. Tampoco conviene utilizar a los cuñados como paño de lágrimas para contarles problemas con la pareja.

Hacer planes juntos

No se trata de llamarse todos los días o de quedar todos los fines de semana pero implicarse con la familia política, crear buenos momentos y hacer cosas juntos de vez en cuando - como una comida o un viaje de fin de semana- es por un lado, un reconocimiento a lo que representan para nuestra pareja, y segundo, una manera de estrechar lazos de unión. No hay que olvidar que los vínculos se crean a partir de momentos. Tan importante es esto como evitar invadir su espacio: no presentarse en su casa por sorpresa o acoplarse a planes que tengan sin haber sido previamente invitados.

Cordialidad y respeto

Si las relaciones no son especialmente fluidas a pesar de los intentos, por el bien común y el de toda la familia se recomienda llegar a una tregua y mantener una relación cordial y de respeto al menos en esos momentos en los que no quedará más remedio que verse. Los especialistas advierten que, como en cualquier otra relación con personas, llevarse bien y no discutir produce un beneficio emocional. Por el contrario, las tensiones que se eternizan nos harán mella mentalmente.

Evitar heredar etiquetas

Si nuestra pareja ha tenido relaciones anteriores y éstas se han relacionado con su familia es muy probable que se parta de una situación de inferioridad ya que será inevitable que nuestros cuñados nos comparen con estas personas o no nos valoren lo suficiente pensando que la nuestra se convertirá en una relación fallida como las anteriores. Huyamos de las etiquetas para demostrar quienes somos.

No inmiscuirse en su vida

Y sobre todo, no opinar respecto a temas personales de los cuñados o darles consejos que no nos han pedido. Mantener la prudencia y el sentido común.

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