Salud

Un laboratorio de alta seguridad demuestra por qué el coronavirus actual es más débil que el de Wuhan de 2020

Imagen de dos profesionales en un laboratorio.
CIPF

Tres años después de que saltase la alarma mundial por la aparición del coronavirus SARS-CoV-2 en Wuhan, la realidad actual es bastante diferente. La sociedad ha aprendido a convivir con todas las variantes que han surgido desde entonces, especialmente las procedentes de ómicron, que han sido mucho menos letales gracias a la inmunidad proporcionada por las vacunas, en unos casos, y por las reinfecciones, en otros. Tres años después, los científicos continúan buscando respuestas ante las dudas que todavía no han sido resueltas, como por qué ómicron y sus descendientes son más débiles que la cepa original, pero se propagan más rápidamente, y las personas enferman de manera menos grave.

Un equipo internacional de investigadores de la Universidad de Boston ha logrado demostrar por qué ómicron es más débil que el original de Wuhan manipulando el virus en un laboratorio de alta seguridad en EE UU. Los resultados de esa investigación han sido publicados en un artículo en Nature, donde apuntan a una proteína del virus previamente desconocida, denominada NSP6, que podría ser clave a la hora de que una variante tenga menos potencial para provocar enfermedad o para infectar.

Hasta ahora, muchas investigaciones se centraban en la proteína S (spike o espícula) del SARS-CoV-2, la molécula que ayuda al virus a entrar rápidamente en una célula y a replicarse, es decir, a infectar a una persona. El motivo por el que el enfoque estaba en esta proteína reside en que los científicos habían determinado que era el principal diferenciador entre ómicron y el virus original, ya que la mayoría de las mutaciones se concentraban en ella. De ahí que las vacunas desarrolladas hasta la fecha se centren también en la proteína S.

Según explican en un comunicado de la Universidad de Boston, en este caso los investigadores han estudiado el SARS-CoV-2 en un laboratorio de alta seguridad de Enfermedades Infeccionesas Emergentes (NEIDL, por sus siglas en inglés) desde sus comienzos, examinando la primera cepa de coronavirus recuperada de un paciente de EE UU. Posteriormente, cuando ómicron entró en escena a finales de 2021, observaron que este virus se estaba propagando a mayor velocidad que las variantes anteriormente detectadas, pero que también era más débil, menos letal.

"Causaba una enfermedad relativamente menos grave", comenta Mohsan Saeed, uno de los virólogos de la Universidad de Boston que forman parte de este equipo de científicos. "¿Qué tiene de especial ómicron que inflige una enfermedad más leve? Así es como comenzó este proyecto: queríamos investigar esa pregunta", indica.

El primer experimento realizado en ese laboratorio fue recombinar el virus tomando la proteína S (espícula) de ómicron para colocarla en el virus original. Eso dio lugar a un virus quimérico, modificado, que contenía fragmentos genéticos de diferentes virus, y al que los investigadores denominaron Omi-S. La lógica de este experimento, cuenta Saeed, residía en que "si la espícula estaba detrás de la atenuación de Omicron, entonces los virus Omi-S y ómicron deberían causar una enfermedad leve similar".

En este caso, cuando los investigadores compararon en laboratorio el virus ómicron con el original y Omi-S, "encontramos que el virus quimérico era más débil en comparación con el virus de tipo salvaje (el de Wuhan)". Sin embargo, no era tan débil como ómicron, lo que hizo pensar a los científicos que no solo la proteína S es la responsable de la relativa falta de patogenicidad (capacidad de infección) de esa variante.

Una vez establecieron que la proteína spike no era la única causante del debilitamiento de ómicron, Saeed y el resto del equipo trataron de centrarse en otras proteínas del virus, y descubrieron que había una de ellas, denominada NSP6, que forma parte de aquellas que ayudan al virus a replicarse en una célula infectada. Son las denominadas proteínas no estructurales, cuyo trabajo es "contribuir a la formación de ciertas vesículas de membrana en las células infectadas, que sirven como fábricas para la amplificación del genoma viral", resume Saeed.

Los investigadores repitieron entonces el experimento, pero usando un virus quimérico al que añadieron la proteína NSP6 de ómicron a Omi-S, y todo cambió. "Observamos una fuerte disminución en la replicación viral, con una cinética de infección que imita a la de ómicron en cultivo celular", apuntan los autores en el artículo publicado en Nature. Los resultados fueron similares al llevar el experimento en ratones, ya que observaron una disminución de la infección bronquial en los pulmones de ratones infectados con este nuevo virus.

"Este estudio es único porque identifica por primera vez otra proteína del SARS-CoV-2, NSP6, que contribuye a la atenuación de ómicron además de la spike", señala Florian Douam, coautor de la investigación.

"Cuando las personas se infectan con el SARS-CoV-2 hay inflamación en los pulmones, lo que lleva a la neumonía y al síndrome de dificultad respiratoria aguda. NSP6 parece jugar un papel en eso. Creo que nuestro estudio proporcionará un impulso para estudiar NSP6 y ver qué otras funciones tiene en la replicación del virus y la enfermedad pulmonar posterior", señala, por su parte, Mohsan Saeed.

loading...