Medicina

Así son los nuevos tratamientos contra el cáncer de piel

Pruebas para detectar el cáncer de piel
EUROPA PRESS - Archivo

El cáncer de piel es cada vez más frecuente en España, de hecho, según datos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), se diagnostican en nuestro país alrededor de 78.000 nuevos casos al año. La inmensa mayoría, el 95% corresponden a carcinomas basocelulares (CBC) y espinocelulares (CEC), que suelen ser locales y raramente dan lugar a metástasis, aunque sí pueden provocar complicaciones importantes. El 5% restante corresponde a melanomas, un tipo de cáncer más agresivo y con peor pronóstico.

La ciencia sigue avanzando y cada vez existen más tratamientos que ayudan a tratar y diagnosticar estos tipos de cáncer, como nos cuenta el Dr. José Luis Estebaranz, dermatólogo y presidente de Colegio Ibero-Latinoamericano de Dermatología CILAD 2022.

¿Cómo suele tratarse el cáncer de piel?

El cáncer de piel se aborda principalmente desde dermatología, pues como explica el Dr. Estebaranz, “es una enfermedad que afecta a la piel, el dermatólogo es el especialista y en la mayor parte de los casos es una enfermedad localizada  que con cirugía o con otras terapias locales logramos erradicar”. Y es que, aunque depende del tipo de tumor, el tratamiento estándar para el cáncer de piel consiste básicamente en cirugía, especial en el carcinoma basocelular, que es el más frecuente, “el tratamiento estándar en la escisión del tumor mediante cirugía comprobando que los bordes están libres de lesión”, explica. Este tipo de tumores, que están relacionados con la exposición al sol, suelen aparecer en la capa más superficial de la piel de cara, hombros, espalda, orejas y cuero cabelludo. Aunque generalmente no tiene capacidad de provocar metástasis, puede tener un crecimiento progresivo que genere problemas al paciente.

Cirugía de Mohs, mejor daño y mejor pronóstico

Dado que el cáncer de piel es un tipo de tumor que se puede observar con facilidad y que suele ser local, la mejor forma de abordarlo es extirpándolo mediante cirugía, pero la cirugía en este sentido también esta evolucionando para ser más eficaz por un lado (extirpar todo el tumor) y hacerlo provocando el menor daño posible. En eso consiste precisamente la cirugía de Mohs, que es una intervención “ambulatoria con anestesia local, sencilla pero muy precisa, que consiste en extraer y analizar progresivamente las capas de piel afectadas en finas láminas. Para ello, se lleva a cabo un control micrográfico del 100% de los bordes para asegurarnos de que extirpamos todo el tumor”. El objetivo de esta cirugía es, por tanto, eliminar todo el tumor para minimizar el riesgo de recidiva -recaída- y por, otro, minimizar el daño cutáneo de tejido sano. Esto último es especialmente útil en caso de melanoma, donde en la cirugía tradicional al tratarse de un cáncer más agresivo, “se realiza una ampliación de bordes según la profundidad del tumor primario”. Este tipo de cirugía está indicada, según nos aclaró Estebaranz, “en carcinomas basocelulares y espinocelulares con alto riesgo de recidiva, recurrentes o que están localizados en zonas de mayor riesgo de esta, como zonas faciales. Ha supuesto un avance en el sentido de que es más eficaz y ahorra tejido sano en la extirpación y disminuye el riesgo de recidiva y de recurrencias”, explica.

Se trata de una cirugía que se usa siempre que se necesita, pero que no está aún extendida precisamente porque “tiene sus indicaciones preciosas, no se debe sobre indicar. La formación es amplia en la mayor parte de los servicios docentes de dermatología, a los residentes ya se les forma en esta técnica”.

Láser, radiofrecuencia e inmunoterapia, los tratamientos más innovadores

Además de en cirugía, hay otras terapias para combatir el cáncer de piel que también están evolucionando y que está indicadas principalmente para tumores más difíciles de tratar o que no responden a tratamientos convencionales. Uno de ellos es el láser de C02, “un sistema de vehicularización de fármacos que permite realizar terapia fotodinámica de manera muy eficiente. Se puede utilizar en algunos tipos de carcinomas basocelulares superficiales más delimitados o carcinomas basocelulares modulares”, explica Estebaranz.

Paralelamente, surgen nuevos fármacos biológicos, basados en la inmunoterapia y cada vez más personalizados para cada paciente, “existen fármacos diseñados para que el control de melanomas avanzados o con riesgo de recurrencia en tratamiento adyuvante, como son los inhibidores del PD1, los inhibidores de Mek kinassa y los de BI-RADS. También se está utilizado en carcinoma espinocelular avanzado o no operable inhibidores de PD1 y PD1L con buenos resultados, como el cemiplimab”.

Para el carcinoma basocelular avanzado, no operable o que no responde a radioterapia también existen nuevos fármacos como los inhibidores de la vía hedgehog -como sonidegib y vismodegib-, que tiene una alta tasa de éxito -en torno al 75%- de disminución del tumor y de curación, incluso en los de peor pronóstico. Este tipo de fármacos son también muy útiles en melanoma, tumores en los que estos tratamientos están mejorando la supervivencia libre de enfermedad en los pacientes con metástasis. Una de las principales ventajas es su baja toxicidad, ya que se administran por vía intravenosa y no generan efectos secundarios como la caída del pelo, la aparición de llagas o la bajada de leucocitos, propios de la quimioterapia.

También se está avanzando en el tratamiento pre-cáncer cutáneo en pacientes con la piel dañada por el sol de forma crónica. Para ellos, ya existen fármacos de uso tópico, como la tirbanibulina, que reducen el riesgo de aparición de carcinomas.

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