Medicina

Me ha salido una ampolla: ¿debo reventarla?

Un pie recibiendo un masaje.
massagenerds de pixabay.

Alberto Pérez

  • Especialista en Cirugía Plástica y Reparadora en el Servicio de Cirugía Plástica y Quemados del Hospital Universitario y Politécnico La Fe, de Valencia.

Cuando aparece una ampolla, inmediatamente brotan a su alrededor recomendaciones diversas como: “lo que tienes que hacer es atravesar la ampolla con una aguja y dejar un hilo dentro para que vaya saliendo el líquido”; “no, es mejor quitar toda la piel muerta para que cure antes”; o “no hay que reventar nunca las ampollas porque si no se infectan seguro”.

Dudas sobre qué hacer

Prácticamente todos hemos tenido alguna vez una ampolla y se nos ha planteado la duda de qué hacer. Y aunque normalmente se trata de lesiones banales que solo causan una ligera molestia, en ocasiones pueden complicarse y entrañar un problema mayor, o indicar la existencia de una enfermedad subyacente relevante. Por esto no existe una pauta de actuación común para tratar todas las ampollas.

¿Qué es una ampolla o flictena?

La ampolla (también llamada flictena) es una elevación local de la epidermis (la capa más superficial de la piel), por acumulación de líquido por debajo de esta. La mayoría de las veces se producen por roce repetido (siendo la acumulación de líquido un mecanismo de defensa del cuerpo para amortiguar la fricción) o por quemadura

Ampolla posterior a una quemadura.
WIKIMEDIA COMMONS

Las ampollas son muy comunes en los pies de los corredores, sobre todo al estrenar calzado o al recorrer distancias más largas de lo habitual. Con menor frecuencia pueden aparecer tras picaduras, infecciones o ser producidas por enfermedades de la piel. Habitualmente están formadas por un líquido claro, estéril, aunque también pueden albergar sangre, o infectarse y, en ese caso, contener pus.

Las ampollas pequeñas no requieren atención médica...

Las ampollas de pequeño tamaño que se producen por fricción (por ejemplo, en relación con el calzado) o por quemaduras menores no requieren atención médica. 

... pero las grandes sí

Sí es conveniente consultar con el médico en las siguientes circunstancias: cuando se trate de ampollas de gran tamaño, en las producidas por quemaduras graves, si la ampolla contiene pus o existe inflamación alrededor de esta, cuando generan un dolor importante, o si aparecen sin causa aparente en zonas no sometidas a roce. Asimismo, es conveniente la valoración por personal sanitario en los casos en los que, pasados unos días, la lesión no mejora e incluso empeora. También deben consultar las personas que presentan enfermedades como la diabetes, problemas de circulación o alteraciones de la inmunidad.

Ampolla en el dedo
Wikipedia

En la mayoría de las ocasiones las ampollas curan de forma espontánea en una semana. Es por eso que, en general, no se aconseja drenarlas (vaciarlas), para evitar que se infecten con la manipulación. 

La piel íntegra actúa como una barrera contra las bacterias y reduce el riesgo de infección. Es recomendable lavar la zona con agua jabonosa, pudiendo aplicarse a continuación una solución antiséptica como povidona yodada o clorhexidina. Para mejorar el confort se puede colocar un vendaje ligero o un apósito para almohadillar la zona, lo que, en el caso de las ampollas en los pies, suele permitir volver a caminar sin dolor. Es conveniente revisar diariamente la lesión para comprobar que la evolución es favorable y no se desarrollan signos de infección (como incremento del dolor, enrojecimiento, aumento de la temperatura o aparición de pus).

Las ampollas grandes sí deben drenarse por sanitarios

Sin embargo, cuando las ampollas son de mayor tamaño y causan molestias importantes es aconsejable drenarlas para reducir el dolor, algo a efectuar preferiblemente por un profesional sanitario. Si se realiza en el entorno doméstico es necesario tomar unas medidas de higiene adecuadas para reducir el riesgo de infección. En primer lugar, se deben lavar las manos y la ampolla con agua jabonosa, y posteriormente aplicar antiséptico sobre la lesión. 

Con una aguja estéril se realizan varias punciones en la flictena para permitir la salida del líquido, pero manteniendo el epitelio que forma el “techo de la ampolla” ya que actuará protegiendo la piel subyacente hasta su curación. Para finalizar, volver a aplicar solución antiséptica y cubrir con un apósito o un vendaje ligero. Como en los casos en los que se recomienda no drenar la ampolla, es aconsejable realizar diariamente la higiene de la lesión y examinarla para corroborar que su curso es apropiado. En los días siguientes, conforme la piel va curando en profundidad, el techo de la ampolla se secará y desprenderá.

Un escenario distinto es el que se produce con las flictenas causadas por quemaduras más graves y extensas. En estos casos el personal sanitario suele drenar la ampolla y retirar completamente la piel despegada para evaluar adecuadamente el fondo de la lesión con el fin de comprobar la profundidad de la quemadura y controlar de forma precisa su evolución en las revisiones y curas sucesivas.

Calzado que se ajuste al pie y calcetines adecuados

En cuanto a la prevención de las ampollas por fricción en los pies, es recomendable emplear calzado que se ajuste adecuadamente al pie, así como calcetines absorbentes de humedad. Es útil también colocar esparadrapo de algodón para proteger zonas donde el calzado puede rozar.

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