Nutrición

¿Es el aceite de coco peor para la salud cardiovascular que el de oliva? Esta es la opinión de una experta en nutrición

Mujer echando aceite a la sartén
Getty Images/iStock

Si por algo se caracteriza la dieta Mediterránea, propia de España, es por el uso de aceite de oliva virgen extra. En el resto del mundo predomina el uso del aceite de soja, coco, palma y girasol. Si bien es cierto de que lo que a nadie le  extraña es de sus grandes beneficios para la salud. Se trata de un alimento rico en vitamina E, beta-carotenos y ácidos grasos monoinsaturados idóneos para la salud cardiovascular. 

Además, si todo esto fuera poco, por sus propiedades antioxidantes, ayuda a mantener el sistema inmunológico activo, esencial para generar defensas ante cualquier tipo de infección. Asimismo, la provincia de Jaén actúa como principal productor local, por lo que se fomenta su comercio al resto del país. Sin embargo, como cualquier otro producto, tomarlo en exceso, puede ser perjudicial

Cincuenta gramos al día, lo que equivaldría a unas tres cucharadas, es lo aconsejable para la salud cardiovascular, el doble de esa cantidad puede conducir a la obesidad, según la doctora Petra Sanz, miembro de la Fundación Española del Corazón y cardióloga del Hospital Fundación Alcorcón. 

El aceite de coco, ¿por qué no es tan bueno como piensas?

El encaramiento sin medida del aceite de oliva en los supermercados, a causa de la elevada tasa de inflación en el último año, ha provocado que otras muchas personas a opten por otros más económicos, como el de coco, uno de los más controvertidos. Sin embargo, la profesora de nutrición de la Universidad de Harvard, Karin Michels, calificó a este alimento como "puro veneno" durante una conferencia bajo el título "El aceite de coco y otros errores nutricionales". Tal fue el revuelo que se generó a raíz de su ponencia, a pesar de que fue dada en alemán, que ha sido vista por más de un millón y medio de internautas en YouTube.

Lo cierto es que esta afirmación sin precedentes se basa en la gran cantidad de grasas saturadas que contiene. La profesora se basa en que su consumo incrementa el colesterol y el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Si bien es cierto que todos los aceites tienen grasas, es de vital importancia saber que suelen ser monoinsaturadas, como es el caso del aceite de oliva y el de canola, o poliinsaturados, como el de girasol, maíz y soja. 

Esta advertencia llegó un año después de que la Asociación Estadounidense del Corazón revisara la evidencia científica del aceite de coco, desaconsejando también su uso por su contenido graso. Las evidencias científicas señalan que una dieta saludable ha de tener un bajo contenido en grasas saturadas y grasas trans, ya que se han hallado pruebas suficientes como para afirmar que tienen efectos negativos para la salud. 

Justo en este sentido, la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética, FESNAD por sus siglas, recomienda que la mayor parte de la grasa que ingiramos sea monoinsaturada. Según su último informe, las dietas ricas en este tipo de grasa tienen efectos beneficiosos para el corazón.

Aceite de coco o de oliva, ¿cuál es mejor nutricionalmente?

Según la explicación dada por la divulgadora científica Boticaria Garcia, doctora en Farmacia y graduada en Nutrición Humana y Dietética, a nivel nutricional el aceite de coco está compuesto en un 82% por ácidos grasos saturados, pero lo cierto es que no son todos igual de perjudiciales. En el caso del aceite de coco, en torno al 50% son ácidos grasos láuricos, lo que le podría dar como resultado algún efecto positivo para la salud. 

Otro punto a tener en cuenta es que no es lo mismo tomar aceite de coco virgen, esto es, que se extrae de la parte carnosa de esta fruta tropical, que en el caso del que ha sido manipulado y sometido a altas temperaturas, lo que normalmente se puede observar en alimentos ultraprocesados. Pero, ¿qué dice la ciencia? La evidencia de los estudios de intervención hasta la fecha sugiere que reemplazar el aceite de coco por grasas insaturadas podría modificar el perfil lipídico reduciendo los factores de riesgos de factores cardiovasculares. 

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