Salud

¿Qué tiene que pasar para que el cigarrillo desaparezca?

La investigación de algunas tabaqueras gira en torno al desarrollo de productos sin humo.
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Cada año, más de ocho millones de personas fallecen a causa del tabaco a nivel global. Esta realidad ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a calificar el tabaquismo como epidemia, definiéndolo como “una de las mayores amenazas para la salud pública que ha tenido que afrontar el mundo”.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 22,3% de la población consumió tabaco en el año 2020, una cifra que supera los mil millones de personas, con el cigarrillo como opción principal. Frente a las nuevas alternativas, la institución es clara: el tabaco es perjudicial “en todas sus modalidades, y no existe un nivel seguro de exposición al tabaco”, lo que hace que detener su consumo sea la única opción libre de riesgo.

A pesar del trabajo en torno a la conciencia por parte de estados, organizaciones e incluso empresas privadas, la OMS apunta a que, en 2025, seguirá habiendo 1.270 millones de fumadores en todo el mundo, una cifra muy cercana a los 1.300 millones actuales y algo menos que los 1.320 millones que había en 2015.

Estas cifras muestran una realidad: Aunque ser conscientes de los peligros del tabaco hace que muchos fumadores quieran dejarlo, solo un 4% de los que lo intentan lo logran por su cuenta, sin ayuda profesional o sin uso de alternativas de nicotina. Esta es la sustancia más adictiva del tabaco; aunque no es la más peligrosa en cuanto a impacto en la salud, sí se convierte en el gran escollo a la hora de abandonar el hábito.

El humo, principal agente dañino

“La nicotina no está exenta de riesgo y es adictiva, pero no es la causa principal de las enfermedades relacionadas con el tabaco”, explica Gizelle Baker, vicepresidenta de Global Relaciones científicas de Philip Morris International. El elemento más dañino, según numerosas instituciones como la OMS o los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), la agencia principal de biomedicina y salud pública estadounidense, es el humo del tabaco.

Las investigaciones listadas por los NIH listan en más de 7.000 las sustancias presentes en este humo, de las cuales al menos 250 son dañinas para la salud en uno u otro modo. Más concretamente, 69 de ellas son cancerígenas.

La industria busca alternativas menos dañinas para personas que seguirán fumando.
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“Cualquier cigarrillo que se consuma con combustión es un producto que implica un alto riesgo para la salud”, apunta Andrea Constantini, Directora de Relaciones Científicas para Latinoamérica y Canadá en Philip Morris International. “Con la quema del tabaco se generan cientos de sustancias tóxicas que, con inhalación prolongada, generan un daño acumulativo en el cuerpo”, asegura.

El humo del tabaco es el principal responsable, tal y como lista la experta, de enfermedades cardiovasculares, enfermedades pulmonares como la EPOC y distintos tipos de cáncer

Dejar de fumar: la única opción segura

“Lo mejor que puede hacer una persona es no empezar a fumar”, sentencia la médica y profesional de Philip Morris International, “y, en caso de que fume, dejarlo. Pero hay muchas personas que, a pesar de todo, de saber que los cigarrillos son malos para la salud, siguen fumando”. “Hay que dar opciones y soluciones mejores para aquellos que no van a dejar de fumar”, señala por su parte Tommaso Di Giovanni, vicepresidente de Comunicación Internacional en la compañía.

Hay que dar opciones y soluciones para los consumidores que no van a dejar de fumar

Aunque desde la compañía insisten en que la única alternativa libre de riesgo es dejar de consumir tabaco en cualquiera de sus formas, sus opciones libres de humo –con el dispositivo de tabaco calentado IQOS a la cabeza- han conseguido demostrar, en el corto plazo, una reducción de sustancias químicas dañinas o potencialmente dañinas de entre el 90 y el 95%, según estudios propios de la firma. El tiempo permitirá conocer cómo se traduce esta menor exposición a agentes perjudiciales en ámbitos como la mortalidad y la morbilidad.

“Una cosa es clara: la presencia de productos como los dispositivos de calentamiento de tabaco en el mercado ha conseguido algo nunca visto: la reducción de ventas de cigarrillos en numerosos países en los que se han aceptado estas opciones”, asegura Baker. Todos coinciden en que este tipo de alternativas están planteadas para fumadores que, de otra forma, seguirían consumiendo tabaco tradicional.

Frente a esos estudios, cada vez son más los países que deciden diferenciar estos dispositivos de calentamiento de los cigarrillos, con ejemplos tan contundentes como la Agencia de Alimentación y Medicamentos de Estados Unidos (FDA).

¿Qué productos libres de humo existen?

Aunque en nuestro país es común pensar en el cigarrillo electrónico como sustituto principal de los cigarrillos, lo cierto es que la innovación de firmas como PMI se ha centrado en diversos tipos de alternativas.

“No existe un solo producto que vaya a cubrir las preferencias de todos los fumadores adultos”, argumenta Stefano Volpetti, presidente de la categoría de Productos libres de humo de la compañía. “Por ello, se necesita un portfolio de opciones libres de humo con diferentes perfiles”.

En la actualidad, el buque insignia de la compañía es la gama IQOS que, a diferencia de los cigarrillos electrónicos, sí utiliza tabaco real, que calienta en lugar de quemar, eliminando así la producción de humo y ceniza.

Estos dispositivos de tabaco calentado tienen una implantación en España de alrededor del 2%, pero son ya una alternativa mayoritaria en otros países del mundo: según la compañía, en total existen 17,9 millones de usuarios de IQOS en el mundo, de los cuales el 71% han dejado los cigarrillos tradicionales.

Los dispositivos de tabaco calentado cuentan con una implantación del 2% en España

Además, la empresa cuenta con un portfolio de opciones que incluyen el cigarrillo electrónico E-Vapor –sin tabaco y basado en la vaporización de líquido de nicotina- y su gama Productos Orales libres de humo, con su gama Shiro, que consisten en bolsitas de nicotina.

La reinvención de la empresa tabaquera

Puede parecer irónico que una empresa tabaquera como Philip Morris se encargue de poner sobre la mesa los riesgos del consumo de tabaco. Su claim de compañía (si no fumas, no empieces; si fumas, déjalo; si no lo dejas, cambia) marca una línea clara de su expectativa de avance de cara a los próximos años.

“Cada esfuerzo debe venir para reducir la toxicidad de los productos de tabaco”, apunta el vicepresidente de Comunicación de la compañía, que data en 2013 el primer año en el que se planteó, de forma estratégica, “acabar con el tabaco de combustión”.

Por su parte, Volpetti pone las cifras sobre la mesa: “se espera que para el año 2025 más de la mitad de ingresos netos de PMI procedan de productos sin humo, y que 50 millones de fumadores utilicen estos productos”, explica.

¿Y en el futuro? “La idea -desde la tabaquera- es avanzar y dejar atrás el tabaco y la nicotina para convertirnos, a largo plazo, en una compañía de bienestar y salud”, concluye Di Giovanni. 

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