Romper con la desigualdad en la menstruación viene de la mano de productos higiénicos sostenibles
- Una mujer puede llegar a gastar entre 6.000 y 10.000 euros en compresas o tampones durante su vida fértil.
- Mitos sobre la menstruación que todavía perduran y debemos eliminar.
La pobreza menstrual es un obstáculo al que muchas mujeres se enfrentan a lo largo de su vida. Según Águeda Gómez, directora de la Unidad de Igualdad de la Universidad de Vigo, podemos llegar a gastar entre 6.000 y 10.000 euros en compresas o tampones durante nuestra vida fértil, por lo que menstruar de forma higiénica se ha convertido en un privilegio.
Aunque en los países más ricos tenemos un mayor acceso a los productos de higiene menstrual, en los demás no tienen tanta suerte. "En general, los países con menos recursos económicos tienen más problemas para acceder tanto a productos menstruales como a información sobre la regla. El precio de los productos no es acorde al salario de la mayoría de las personas y acaban siendo casi inalcanzables", explica Amaia Arranz, directora de Impacto Social de Ruby Cup.
La tasa rosa contribuye a esta desigualdad, pudiendo desencadenar en problemas graves de salud como infecciones vaginales, e incluso la muerte, ya que llevar más tiempo de lo debido un tampón puede causar el síndrome del shock tóxico.
"Es inconcebible que el IVA de los productos menstruales (10%), la famosa tasa rosa, esté por encima del de, por ejemplo, la viagra. Igualmente creemos que eliminar esta tasa sería una medida insuficiente para hacer frente a la pobreza menstrual de nuestro país. Porque una persona que no puede permitirse 2,75€ en una caja de tampones, tampoco se podrá permitir 2,60€. Debemos asegurar el acceso gratuito y/o subvencionado de productos menstruales a todas aquellas personas en situación de vulnerabilidad", añade Arranz.
Por eso, lo mejor es aportar por copas o bragas menstruales, ya que son reutilizables, más asequibles y ecológicas. Estos productos cuestan lo mismo que 5-6 meses de productos desechables para la regla y duran hasta 10 años.
"A nivel medioambiental, hay que señalar que los tampones y compresas contienen plásticos, lo que ha causado y causa una gran cantidad de residuos plásticos cada año. De hecho, a lo largo de la vida de una persona que menstrúa, se calcula que se podría evitar que 200 kg de residuos plásticos procedentes de la menstruación acaben en vertederos o incinerados. Por otra parte, los productos menstruales desechables también contribuyen a la huella de carbono y aportan, de media, unos 5,3 kg de CO₂ a la atmósfera", explica.
Una de las mayores apuestas para eliminar la pobreza menstrual son las copas y bragas menstruales, productos reutilizables que en algunos lugares como Suera, un pueblo de Castellón, las entregarán gratis a las mujeres empadronadas que lo pidan.
Según Amaia Arranz, "las consecuencias de no poder acceder a productos menstruales son, además de una situación de desigualdad de género, que las mujeres sufren al no poder asistir a la escuela, al trabajo y a otras actividades de su vida diaria y, en muchos casos, en función del país, también se les impide contribuir a la comunidad en general", por lo que el acceso gratuito a los productos de higiene menstrual reutilizables mejoraría la vida de las mujeres en todo el mundo.