Salud

Síntomas del párkinson: causas y tratamiento de la enfermedad

Una de las dificultades a la hora de diagnosticar una enfermedad neurodegenerativa es, a menudo, que no es posible de establecer con precisión de qué se trata hasta que aparecen los primeros síntomas graves. Entonces, es frecuente que se hayan producido una serie de daños en el sistema nervioso de la persona afectada.

La enfermedad de Parkinson es una patología progresiva del sistema nervioso que va afectando al movimiento, cuya sintomatología comienza a aparecer de manera gradual, generalmente con temblores, rigidez o dificultad para el movimiento.

¿Cuáles son los síntomas principales?

Como explican los especialistas de la Clínica Mayo, en sus etapas iniciales, esta enfermedad puede tener "una expresión leve o nula" y es posible que "los brazos no se balanceen cuando caminas" o que "el habla pueda volverse suave o incomprensible". En cualquier caso, los síntomas se van agravando conforme pasa el tiempo. 

Aunque es una enfermedad que no tiene cura, el tratamiento médico puede mejorar considerablemente los síntomas asociados, que son los siguientes:

  • Temblores: suelen comenzar en las extremidades, sobre todo en dedos o en las manos. Son síntomas tempranos de esta enfermedad. 
  • Movimientos más lentos (bradicinesia): las tareas cotidianas pueden volverse más complicadas porque el movimiento se va volviendo más lento de forma progresiva, incluso para caminar.
  • Rigidez muscular y dolorosa que limita el movimiento.
  • Alteración de la postura y del equilibrio.
  • Reducción de la capacidad para hacer movimientos automáticos, como parpadear. 
  • Dificultad en el habla.
  • Falta de expresión facial.
  • Cambios a la hora de escribir: la letra puede volverse más pequeña.
  • Movimientos durante el sueño, que pueden ser signos tempranos.

¿Y las causas?

Actualmente, no se conoce la causa última de esta enfermedad, aunque se considera que "podría deberse a una combinación de factores genéticos, medioambientales y los derivados del propio envejecimiento del organismo", indican desde la Federación Española de Parkinson.

En este sentido, la edad es un "claro factor de riesgo", ya que su aparición suele ser más común entre los 50-60 años. Por otro lado, el 90% de los casos son formas esporádicas, esto es, "no se deben a una alteración genética concreta". 

Sin embargo, "se estima que entre el 15% y el 25% de las personas que tienen la enfermedad cuentan con algún pariente que la ha desarrollado". Por último, algunos estudios detallan como factor de riesgo el "consumo continuado a lo largo de los años de agua de pozo o haber estado expuesto a pesticidas y herbicidas". 

¿Cómo es el tratamiento?

La enfermedad evoluciona de manera diferente en cada persona, por lo que el tratamiento debe ser multidisciplinar y adaptado a las necesidades de cada paciente. 

Respecto al tratamiento farmacológico, "se centra en restablecer el contenido de dopamina en el cerebro con el objetivo de mejorar los síntomas y la calidad de vida de la persona". En algunos casos se emplea una combinación de diferentes fármacos para un control más eficaz. En la actualidad, se usan los siguientes: precursores de la dopamina (Levodopa), inhibidores de la MAO-B/COMT, agonistas de la dopamina, anticolinérgicos y amantadina.

Por otro lado, el tratamiento quirúrgico está indicado "cuando los síntomas motores no responden adecuadamente al tratamiento farmacológico" y se basa en la "estimulación cerebral profunda (ECP)". Existen terapias avanzadas, aclara la Federación Española de Parkinson, como la infusión intestinal continua de Levodopa-Carbidopa o la infusión continua subcutánea de apomorfina. 

También conviene tener en cuenta los beneficios de ciertas terapias rehabilitadoras, como la logopedia, fisioterapia, el tratamiento psicológico o los talleres de terapia ocupacional.

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