Actualidad

El impulso a la digitalización y el adiós al cajero de mi barrio

Cajero automático.
Peggy_Marco vía Pixabay

Las nuevas tecnologías y su rápida adopción, por parte de las generaciones más jóvenes, impulsan cambios en los modelos de negocio que buscan, por un lado, mejorar la eficacia y eficiencia en la provisión de los servicios y, por otro, un ahorro de costes que ayude a mejorar los maltrechos márgenes en mercados donde la rivalidad es cada vez mayor. 

JUAN CARLOS HIGUERAS

  • Profesor de EAE Business School

Sin embargo, aunque la digitalización de la sociedad conlleva una serie de indudables ventajas para la mayoría de los ciudadanos, también supone unas limitaciones para algunos consumidores en el acceso a determinados servicios.

La llamada "Inclusión financiera"

En los últimos tiempos se habla con cierta frecuencia del término “inclusión financiera”, algo que se encuentra en boca de todo el mundo pero que no siempre se entiende su relevancia, sobre todo, por parte de aquellos que son más jóvenes y de quienes no viven en determinadas zonas rurales. 

A día de hoy, la realidad es que los servicios que proporcionan las entidades financieras no siempre están al alcance de todo el mundo y cuando lo están, cada vez son más limitantes, pues algo tan habitual y fácil como encontrar una oficina bancaria en nuestro país o un cajero automático, se convierte en toda una hazaña en algunos lugares de nuestra geografía. 

Los bancos ya no parecen bancos

Y cuando tienes la sucursal al lado de casa, entras y piensas que te has equivocado de lugar, porque los bancos ya no parecen bancos, y si quieres sacar dinero o pagar un recibo, debes usar esa endiablada máquina que llaman cajero automático porque ya estás fuera del horario de caja. Y no hablemos de ir con la cartilla en la mano, para llevar un registro de los movimientos y verlos en casa, otro elemento condenado a su desaparición. Sin lugar a dudas, la digitalización es un reto para una gran mayoría de personas, en especial para nuestros mayores.

Fuerte impulso de la digitalización

Además, el fuerte impulso hacia la digitalización de los productos y servicios financieros por parte de las entidades, junto con la necesidad de ahorrar costes operativos, no sólo está reduciendo el número de oficinas y empleados para la atención al cliente, sino que está forzando al autoservicio, hasta el punto de que existen oficinas bancarias que parecen cibercafés donde sólo hay un par de personas sentadas en una mesa con un portátil y todo lo demás son máquinas en las que el usuario debe realizar toda la operativa. Para muchos, se convierte en un “sudoku” pagar un simple recibo del ayuntamiento.

Así pues, algunos ciudadanos están sufriendo en sus carnes los efectos de la digitalización, en especial a la hora de acceder a servicios tan básicos como retirar efectivo o contratar algún producto financiero. Todo un desafío para aquellas personas de la tercera edad que bien carecen de conocimientos sobre el uso de las nuevas tecnologías, o bien no se sienten cómodos usándolas en una transacción porque recelan de todo lo que no sean relaciones personales, o bien directamente no tienen acceso a internet.

Fibra óptica y tecnología 5G

En este sentido, el papel de diferentes organismos, entidades y sector público, a la hora de impulsar la inclusión financiera es fundamental. Los bancos a la hora de formar suficientemente en el uso de las nuevas tecnologías y el Estado a la hora de fomentar el despliegue de infraestructuras tecnológicas que permitan disponer de internet en todos los rincones de nuestro país, ya sea mediante fibra óptica o tecnología inalámbrica como el 5G.

Fraudes y estafas cibernéticas

Si se consiguiese vencer la desconfianza de nuestros mayores hacia la tecnología, tendríamos un nuevo desafío, el riesgo de fraudes y estafas cibernéticas para este colectivo que quizás sea el más desprotegido, pues si ocurren fenómenos como el phishing que suplantan la identidad, el robo de datos, la instalación de software malicioso y muchas otras técnicas, cada vez más sofisticadas y los más avezados podemos picar, con los mayores ni siquiera hay que complicarse la vida, una simple llamada telefónica simulando ser un empleado del banco, basta para hacerse con todos los datos de alguien que no esté bien formado ante este tipo de situaciones.

Problema para los mayores

Por tanto, la inclusión financiera de nuestros mayores, no sólo consiste en educar a los clientes sino también en proporcionarle diferentes alternativas de acceso a los servicios financieros. Se trata de un tema que debe ser abordado conjuntamente entre todos, para conseguir que la digitalización sea una ventaja para todos y no un problema para los más vulnerables. Se trata de convencer y no de vencer, pues la digitalización no se debe imponer a nadie, menos a nuestros mayores, pues lejos de fomentar la inclusión genera exclusión financiera.

loading...