Netflix hace demasiadas series y la industria del doblaje no llega: la calidad en los subtítulos decae y se precariza el sector

Netflix tenía 192,95 millones de suscriptores pagos en todo el mundo en el segundo trimestre de 2020.
Netflix tenía 192,95 millones de suscriptores pagos en todo el mundo en el segundo trimestre de 2020.
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Netflix tenía 192,95 millones de suscriptores pagos en todo el mundo en el segundo trimestre de 2020.

ACTUALIZACIÓN DEL 3 DE DICIEMBRE DE 2021: El sector de la traducción ha matizado los problemas de esta industria, que no pasan tanto por la falta de mano de obra, sino por la precarización del trabajo. Recogemos sus palabras en este artículo.

Durante las últimas semanas se ha generado cierta polémica debido a la traducción automática de series como ‘El juego del calamar’. La influencer bilingüe coreano-estadounidense Youngmi Mayer recurrió a TikTok y Twitter para señalar que consideraba que los subtítulos en inglés del éxito más reciente de Netflix eran “chapuceros”. Argumentaba que por culpa del uso de esta técnica se habían perdido “matices importantes” en el contenido.

Tras su denuncia en las redes sociales, otros también intervinieron, unos descalificando los subtítulos en francés e hindi con comentarios del calibre de que son “basura” o afirmando otros que el doblaje en inglés es “una broma”.

La mayoría de los más de 111 millones de espectadores que han visto la sangrienta serie de Netflix en idioma coreano la vieron con subtítulos en uno de los 31 idiomas disponibles o en una de las 13 versiones dobladas que ofrece la plataforma. Y es que el gigante del streaming tiene cada vez más usuarios de habla no inglesa: aunque perdió 400.000 suscriptores en Estados Unidos y Canadá el trimestre pasado, obtuvo más de un millón nuevos en la región de Asia y el Pacífico.

Pero Netflix no es la única que hace que los suscriptores internacionales sean fundamentales para el futuro de su negocio: Disney+, HBO y Amazon Prime Video también compiten en este escenario mundial. Y el hecho de que haya cada vez más players en estos ‘juegos del hambre’ del streaming conlleva cada vez más contenido por ver y, por tanto, cada vez más productos que traducir. Esto podría llevar en los próximos años a una acumulación de pedidos de traducción.

Por ello, los LSP -siglas en inglés de ‘language service providers’, proveedores de servicios de idiomas en español- son fundamentales para la distribución de ese contenido local a escala global. Sin embargo, este sector se enfrenta a algunos retos: el apremio por sacarlo todo y sacarlo ya, la escasez de mano de obra y la falta de una solución automatizada viable.

Chris Fetner, quien pasó varios años en Netflix desarrollando las estrategias de localización de la plataforma, aseguraba al medio estadounidense Rest of World que, hasta hace poco, la industria de los LSP “podía hacer frente a la demanda”, pero que ahora “está llegando a un punto de saturación” y son muchos los que afirman no poder aceptar nuevos trabajos “hasta después de 2022”.

Imagen que ilustra la dudosa calidad de los subtítulos de 'El juego del calamar'.
Imagen que ilustra la dudosa calidad de los subtítulos de 'El juego del calamar'.
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¿El auge mundial del streaming está realmente creando una mayor demanda de traductores? 

Josep Llurba, presidente de la Asociación de Traducción y Adaptación Audiovisual de España (ATRAE) así lo cree: “Es evidente que el aumento en el consumo de plataformas de streaming hace crecer también la oferta de contenidos y esto, a su vez, conlleva una mayor demanda de traductores. Lo mismo ocurre con todo el resto de profesionales que participan en la adaptación de estas obras a nuestro idioma”.

Con respecto a la polémica generada por algunas traducciones incorrectas que últimamente se han vivido a nivel mundial, como puede ser la mencionada de ‘El juego del calamar’, Llurba reconoce que aunque los profesionales de la traducción y la adaptación audiovisual siempre procuran “poner el mismo cuidado en todo tipo de productos”, es posible que “las circunstancias -las prisas, las condiciones de trabajo-” no les permitan “poner siempre la misma dedicación”.

Por parte de las plataformas, añade, “quizá hay productos que se tratan con más mimo y a los que se dedica más atención, pero eso no significa que se descuide por completo el resto de productos”. “Lo que parece evidente es que cada vez hay más contenidos y eso supone un reto para las empresas proveedoras de estas plataformas”, es decir, las empresas a las que los gigantes del streaming encargan el doblaje, el subtitulado o la audiodescripción de sus productos, subraya el presidente de ATRAE.

Llurba comenta que en algunos casos se recurre a la traducción automática, con revisión posterior, para subtitular contenidos principalmente para “abaratar costes”, ya que “una revisión de la traducción automática -lo que llamamos posedición- tiene un coste menor que una traducción”. “En nuestra opinión, cuando se trata de traducción y adaptación de productos audiovisuales de ficción, la traducción automática aún no da buenos resultados y la revisión puede requerir el mismo trabajo o más que una traducción humana. Por eso creemos que aplicar la traducción automática a productos audiovisuales no tiene sentido”, destaca.

Un sector con una amplia oferta, pero en peligro de ser precarizado

El presidente de ATRAE asegura que no le consta que en el ámbito de la traducción y adaptación audiovisual haya “escasez de profesionales”, sino “más bien al contrario”. “Mi sensación es que actualmente hay más másteres y cursos especializados que nunca. Eso supone que cada vez hay más profesionales formados en la traducción audiovisual, el ajuste para doblaje, la subtitulación, la localización de videojuegos, la accesibilidad, etc. Por suerte, y como debe ser, hay empresas que valoran la labor de estos profesionales y aceptan unas condiciones dignas para remunerar su trabajo”, afirma Llurba.

Lamentablemente, dice, “también hay empresas e intermediarios que ofrecen unas condiciones que no son viables para un profesional autónomo que pretenda vivir de su trabajo, y esto no hace más que precarizar el sector”. La mala remuneración es otra razón de la escasez de mano de obra, lo que dificulta mantener buenos traductores en la industria durante mucho tiempo. 

Netflix, por ejemplo, paga 13 dólares por minuto por la traducción de audio coreano a subtítulos en inglés, pero solo una fracción de esa cifra termina directamente en los bolsillos de los traductores.

Los datos sugieren que incluso antes de la inminente crisis de traducción a la que parece que nos enfrentamos, la calidad de los subtítulos ya es una preocupación para algunos espectadores europeos. Según un estudio reciente, de 15.000 suscriptores de streaming encuestados en España, Alemania, Francia e Italia, el 61% había encontrado una mala calidad de subtitulado o doblaje mensualmente. Y el 70% había detenido un programa de televisión o una película en el último año como resultado.

De hecho, y volviendo al ejemplo de ‘El juego del calamar’, quien subtituló esta serie al español de Latinoamérica fue un argentino y lo hizo a través de plantillas en inglés, una técnica muy habitual en la industria que se conoce como ‘traducción dinámica’: el guion de subtítulos se traduce primero a lengua inglesa y después a un idioma posterior, de manera que se reducen mucho los costes y permite una mayor escalabilidad, pero aunque esto puede ser más eficiente los profesionales del sector aseguran que el proceso puede deteriorar la calidad.

“Las prisas y las malas condiciones de trabajo no solo repercuten en el sector de la traducción y adaptación audiovisual, sino que, al afectar al producto resultante, perjudica en última instancia al espectador, que no recibe un producto digno del precio que paga por él”, concluye el presidente de la Asociación de Traducción y Adaptación Audiovisual de España.

¿Puede ser la automatización la clave para solventar los problemas de esta industria?

En los últimos años, se han realizado esfuerzos para automatizar la traducción como un medio para hacer frente a la avalancha de nuevos contenidos. Se han hecho importantes inversiones en aprendizaje automático y controles cualitativos mecanizados, pero los expertos dicen que la calidad de la inteligencia artificial no es actualmente lo suficientemente buena como para reemplazar a los humanos, al menos en el terreno audiovisual.

Una de las empresas que precisamente se dedica a este campo es TransPerfect, compañía norteamericana dedicada a la localización de contenidos y soluciones tecnológicas con gran presencia en España, donde trabajan más de 800 profesionales repartidos en sus oficinas Madrid, Alicante y Barcelona, siendo esta última su sede más grande en Europa. Se trata de un proveedor lingüístico y como tal ofrece servicios de traducción en diferentes áreas, entre ellas el doblaje y los subtítulos.

Un potente equipo de ingenieros y especialistas en diferentes tecnologías se ha encargado de desarrollar soluciones para traducir automáticamente de un idioma a otro. Celia Soler, ingeniera de procesamiento de lenguaje natural en TransPerfect, forma parte de dicho equipo. “En más del 70% de nuestro trabajo utilizamos la traducción automática de una manera u otra”, asegura.

Esta tecnología permite democratizar la traducción y poner al alcance de los usuarios la capacidad de entender otros idiomas a un bajo coste, explica Fred Bane, Data Scientist de TransPerfect. Gracias a ella, por ejemplo, las empresas pueden trasladar grandes cantidades de documentos a otros lenguajes, lo que les hace posible acceder al mercado internacional más fácilmente.

Otro factor ventajoso de la traducción automática y que la hace muy interesante para algunas industrias es la velocidad: “No hay que esperar nada para saber qué dice un documento”, subraya Bane.

En sectores como la salud, los textos científicos o el ámbito legal esta tecnología es más precisa, asegura Bane, porque aunque cada idioma tenga sus propios vocablos “todos comparten terminología”. 

Se hace más difícil en campos más creativos, como por ejemplo la publicidad o los contenidos audiovisuales. Esto se debe a que en este tipo de traducciones se necesita valorar no solo las palabras, sino también el contexto cultural, social y emocional que las rodea, especialmente con los subtítulos.

Traducir subtítulos ya no es sencillo para los humanos, así que mucho menos lo puede ser para una inteligencia artificial que no es capaz de tener en cuenta los contextos visual y cultural que rodean a las palabras o las relaciones entre los personajes. “Todo esto no se dice directamente con el lenguaje y por eso la traducción audiovisual es aún más difícil para una máquina”, destaca Bane.

La máquina ‘solo’ sabe traducir lo que un personaje ha dicho exactamente de un idioma a otro, mientras que las personas que se dedican a la traducción de manera profesional “tienen que pensar más allá”.

A pesar de su foco tecnológico, TransPerfect cuenta también con profesionales, con humanos, que se dedican a revisar que todo lo que hacen estas máquinas vaya bien. Traductores y lingüistas que hoy en día “todavía son necesarios”, especialmente en lo que a contenidos audiovisuales se refiere.

¿Cómo funciona la traducción automática?

Aunque todavía está en sus días más tempranos, la traducción automática ha avanzado a pasos agigantados en pocos años.

En sus inicios, se hacía mediante ‘reglas’, lo que hacía que fallase mucho, reconoce Soler, ya que “es muy difícil contener todas las reglas de un idioma y traducir basándose en ellas”.

Más tarde surgió la traducción estadística, cuyo funcionamiento había mejorado, pero seguía dando problemas porque se basaba en la elección de la palabra más probable, de manera que las que no eran tan probables “se perdían”.

Desde aproximadamente 2016 se han empezado a emplear redes neuronales. “La traducción automática neuronal es la que más se utiliza hoy en día porque da unos resultados muy buenos”, indica la ingeniera de TransPerfect. “Esta técnica consiste en introducir mucho texto ‘paralelo’ en un sistema, tanto en el idioma ‘base’ como en el de ‘llegada’, para que este codifique el idioma original o base y sea capaz de aprender, de forma que no solo traduce por probabilidad, sino que también tiene en cuenta el contexto, qué palabras van delante y que palabras van detrás”, explica Soler.

¿Hasta qué punto se puede confiar en una máquina para estas tareas?

Aplicar la inteligencia artificial en la traducción y localización de contenidos es una manera de ayudar al sector, pero la mayoría de los profesionales de la industria afirma que esta automatización “no puede usarse a lo loco” y que “es necesaria una posedición hecha por profesionales”, destaca la especialista en procesamiento de lenguaje natural de TransPerfect.

De esta forma, el aprendizaje automático se utiliza actualmente para generar una traducción de ‘primer borrador’, que luego es editada o ignorada por un traductor humano como mejor le parezca.

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