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Una inteligencia artificial desvela el misterio de los Manuscritos del Mar Muerto

Los rollos se encontraron por primera vez en cuevas cerca del Mar Muerto.
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Investigadores de la Universidad de Groningen (Países Bajos) han utilizado la inteligencia artificial parar demostrar que dos escribas estaban detrás de los    misteriosos y antiguos Manuscritos del Mar Muerto. 

Esos textos religiosos, también conocidos como los Rollos de Qumrán, son una colección de miles de fragmentos de más de 900 manuscritos de dos milenios de antigüedad entre los que se encuentran copias de textos la versión más antigua conocida de la Biblia y han sido una fuente de fascinación desde su descubrimiento en unas cuevas cerca del Mar Muerto hace unos 70 años. 

En un artículo publicado por los investigadores Mladen Popovic, Maruf Dhali y Lambert Schomaker, dijeron que habían logrado extraer los rastros de tinta antigua que aparecen en las imágenes digitales. Sobre sus autores se sabe muy poco, ya que las obras no fueron firmadas. El análisis se centró en un solo documento: el Gran Rollo de Isaías, que es el más grande y mejor conservado de los textos bíblicos.

Análisis de la escritura de los manuscritos del Mar Muerto.
PLOS ONE

El rollo de Isaías es uno de los 950 textos diferentes descubiertos en las décadas de 1940 y 1950. Es único entre los pergaminos porque sus 54 columnas están divididas en mitades. La escritura de este pergamino parece casi uniforme, aunque se ha sugerido que fue realizada por dos escribas que compartían un estilo de escritura casi idéntica. "En este estudio, encontramos evidencia de un estilo de escritura muy similar compartido por los dos escribas del Gran Rollo de Isaías, lo que sugiere una formación u origen común", indicaron los investigadores.

Los trazos de tinta antigua se relacionan directamente con el movimiento muscular de una persona y son específicos de la persona, utilizando una técnica que ayudó a producir evidencia de que estaba involucrado más de un escriba.

"El escenario probable es uno de dos escribas diferentes que trabajan en estrecha colaboración y tratan de mantener el mismo estilo de escritura, pero que se revelan a sí mismos, su individualidad". Los investigadores dijeron que la similitud en la escritura sugiere que los escribas podrían haber recibido la misma formación en una escuela o en una familia, como "un padre que le enseñó a escribir a un hijo". La capacidad de los escribas para "imitar" al otro era tan buena que hasta ahora los eruditos modernos no habían podido distinguir entre ellos.

Se utilizaron mapas de calor para examinar letras individualmente.
PLOS ONE

Una nueva ventana al mundo antiguo

Los investigadores entrenaron a la inteligencia artificial para que aislara y comparara todas las instancias de caracteres individuales de los textos antiguos, lo que permitió llegar a la conclusión de que la obra había sido escrita por dos manos diferentes, cada una responsable de una mitad. Para los investigadores es difícil comparar a simple vista los miles de letras del manuscrito, sin embargo, a inteligencia artificial es capaz de analizar conjuntos de datos de gran amplitud y, en el caso del análisis de la escritura, teniendo en cuenta tanto los caracteres en su conjunto como características más pequeñas, como las curvaturas individuales de cada carácter.

"Esto es muy emocionante, porque abre una nueva ventana al mundo antiguo que puede revelar conexiones mucho más intrincadas entre los escribas que produjeron los pergaminos", dijo el autor principal del estudio, Mladen Popovic, quien precisó que el siguiente paso de los especialistas será investigar otros pergaminos. "Ahora podemos identificar diferentes escribas. Nunca sabremos sus nombres. Pero después de setenta años de estudio se siente como si finalmente pudiéramos estrecharles la mano a través de su letra", agregó. Finalmente parece que conocemos las manos que están detrás de la biblia.

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