Aplicaciones

Una única cartera digital para llevarlo todo

Hace tiempo que la propuesta de 'cartera digital' común está sobre la mesa en la UE.
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La libre circulación de personas dentro de la Unión Europea es una de las piedras angulares sobre las que se creó la organización en 1992. Este derecho se basa en la idea de facilitar a los ciudadanos europeos su movilidad entre los Estados Miembros y de permitir su estancia en cualquier país adherido a la Unión.

María Dolores Pescador

  • Presidenta ejecutiva de Grupo Logalty

Durante años, los documentos nacionales de identidad han sido nuestra credencial para disfrutar de este derecho y, dentro de las líneas estratégicas de digitalización de la UE, se han desarrollado medios de identificación electrónica, como el DNI electrónico, y normativas, como el reglamento eIDAS, para facilitar la identificación de los ciudadanos en toda Europa. Pero, ¿cuál ha sido su alcance?

En la actualidad, según la UE, de los 14 Estados miembros, solo alrededor del 60% de su población puede utilizar su identificación electrónica nacional en el ámbito transfronterizo. Además, solo el 14% de los proveedores de los principales servicios públicos en todos los Estados miembros permiten la autenticación transfronteriza con un sistema de identificación electrónica.

Hasta ahora, nuestra identidad digital nos ha servido para cruzar fronteras dentro de la Unión, pero cuando empezamos a movernos por un país nuevo y a interactuar con sus servicios, ¿cómo nos identificamos?

Pongámonos en la piel de un joven que quiere estudiar en otro país europeo. Hoy, desde el momento en que es admitido por otra entidad universitaria de Europa, tendrá que intercambiar una serie de datos personales con el coordinador de la universidad de origen, con el de la de destino y con el programa Erasmus+, además de otros trámites como el alquiler de un piso.

Durante el proceso, el joven deberá facilitar uno a uno documentos como el DNI, titulaciones académicas o la declaración de la renta de sus padres, revelando todos los datos contenidos en los mismos, muchos irrelevantes como la dirección de su vivienda o el nombre de sus padres.

Ante esta situación, la UE propone ampliar el concepto de identidad digital actual a todo tipo de atributos vinculados a cada persona, como sus datos bancarios o su permiso de conducción. Esta nueva forma de identificación estará apoyada por el reglamento eIDAS2, que obligará a entidades públicas y privadas de los Estados Miembros a aceptar los nuevos atributos de identificación.

Pero, ¿cómo serían utilizados estos atributos por los ciudadanos? Es aquí donde entra en juego la wallet (cartera europea) de identidad digital, una plataforma que permite al ciudadano europeo llevar todos sus datos personales en cualquier dispositivo.

La cartera europea nos permitiría demostrar la edad para entrar en un concierto, identificar al fontanero antes de permitirle entrar en casa o acreditar que somos beneficiarios de una ayuda estatal.

Volviendo al caso del joven, con esta herramienta el estudiante podría presentar, vía QR y en modo online u offline, únicamente los datos necesarios para optar a una plaza en la universidad o alquilar un piso.

Más allá de la movilidad de estudiantes, el wallet tendrá múltiples aplicaciones para todo tipo de sectores. Facilitará nuestra identificación en todo tipo de gestiones transfronterizas con la administración, el sistema sanitario, los agentes turísticos y el entorno financiero, entre otros.

A nivel sanitario, nos permitirá una rápida identificación en centros de salud de otros países europeos y, en caso de sufrir una condición médica que nos obligue a tomar medicamentos con receta, podremos demostrar al farmacéutico nuestro derecho a comprarlos.

Y en un ámbito turístico, podremos certificar nuestro carné de conducir ante una empresa de alquiler de coches, cruzar fronteras con mayor agilidad y verificar nuestra identidad a la hora de hacer el check-in en el hotel. Todo a través de nuestro móvil y en un instante.

Estos ejemplos son extrapolables a todo tipo de situaciones, incluso a nivel nacional, como demostrar la edad para entrar en un concierto, identificar al fontanero antes de permitirle entrar en casa o acreditar que eres beneficiario de una ayuda establecida por el Estado ante una empresa privada, como podría ser el reciente descuento en combustible para rentas bajas.

Gracias a esta nueva cartera de identidad digital, se abre un nuevo paradigma para el ciudadano europeo en términos de privacidad y de conectividad. Los datos estarán bajo un estricto control del ciudadano, siendo posible compartir solo los datos necesarios. A su vez, podrán ser utilizados en cualquier lugar de Europa para cualquier tipo de operación.

Estamos a las puertas de alcanzar un nivel de conectividad totalmente disruptivo y generalizado en la Unión Europea donde, los prestadores de servicios de confianza estamos llamados a jugar un papel fundamental en la construcción del wallet o cartera digital. Ya no solo hablamos de facilitar el tránsito de los ciudadanos, sino que se abrirá una oportunidad histórica para conectar todos los componentes que integran el motor económico y social de la Comunidad Europea, esto es, los más de 25 millones de empresas activas.

Una Europa más unida y conectada, que otorgará a los ciudadanos una nueva dimensión en su derecho de circular y relacionarse libremente en todos los países del continente.

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