Retiario

Armas de incordio masivo

Una reciente oleada de 'ataques' a servidores de Internet en Estonia tiene preocupada a la OTAN. Los asaltos han inundado de peticiones coordinadas los ordenadores de la república báltica hasta provocar su saturación y colapso temporal. Para colmo el origen del problema es político: los 'ataques' provienen de Rusia, con la que Estonia mantiene un tenso pulso sobre una estatua homenaje a los soldados soviéticos de la Segunda Guerra Mundial (en realidad sobre el poder de la nueva Rusia). Es cierto que Estonia está mucho más internetizada que el resto de Europa y es, por tanto, vulnerable; y que la Unión Europea y Rusia, con sus reavivadas ambiciones, compiten por influencia en el continente. La situación podría complicarse, y sirve como aviso respecto a futuras amenazas sobre la sociedad en red. Pero lo cierto es que los 'ataques' tan sólo han provocado molestias, a gran escala, pero de pequeña entidad. Llamar 'ciberguerra' a dos días sin correo electrónico es más que un poco exagerado: si ésto van a ser los conflictos bélicos del futuro, a base de armas de incordio masivo, bienvenidos sean.