Retiario

Democracia interactiva

Hephaisteion

La democracia originaria consistía en dar a la gente común voz en los asuntos públicos, de modo directo: permitiendo a cada ciudadano ateniense hablar a la asamblea. Incluso entonces las tareas diarias del gobierno exigían demasiado trabajo como para someter a voto cada decisión, y así se escogían por votación unos delegados que se encargaban del día a día: los 10 estrategas, los primeros políticos democráticos. En todas las democracias posteriores ha habido diputados; dada la imposibilidad práctica de reunir en asamblea a los millones de ciudadanos de un estado moderno, las decisiones de gobierno se delegan en unos profesionales que se eligen por votación. Los presidentes del gobierno no son más que los delegados de mayor rango; superintermediarios. Pero al fin y al cabo delegados.

Su poder, sin embargo, es grande, y por eso muchos quieren el puesto. Y así las elecciones se convierten en reñidos combates por obtener la confianza de los ciudadanos. En los estados modernos este combate se traba en los medios de comunicación, que son a su vez una clase de intermediarios nacidos de la dificultad de diseminar noticias a grandes distancias y a millones de personas. Los políticos nos hablan a través de los medios; así hemos acabado viendo cómo unos aspirantes a intermediarios hablan con otros intermediarios para obtener el favor del electorado; pero los votantes jamás tenemos contacto directo. Al final el proceso es como acariciar un rostro llevando guantes de esquí: todo queda en el gesto, porque no se siente nada.

Pero no tiene que ser así, porque hoy tenemos la Red, y la Red es especialmente buena eliminando intermediarios. Así como el periodismo ciudadano conecta a los testigos de los sucesos con los lectores, así como las tiendas online envían los productos desde el fabricante al comprador, está llegando la hora de una 'ciberpolítica' caracterizada por la pérdida de poder de los intermediarios. Nuestros políticos y periodistas van a estar mucho más controlados, ya que los electores tenemos de nuevo voz, como en los tiempos de las asambleas del ágora. Ya no nos basta con elegir a los representantes políticos; ahora podemos y queremos seguir y criticar su trabajo. Y exigimos que se nos escuche. Contra lo que los partidos piensan Internet no es simplemente un nuevo canal por donde emitir publicidad de modo unidireccional, un nuevo campo donde jugar el viejo juego. Las reglas cambian.

La Red es interactiva, y por eso la política en Red incluye participación. Ya no basta con que los políticos les digan a los periodistas lo que quieren que los electores escuchen; ahora éstos exigen formar parte del proceso y ser escuchados. Es importante que quien desee gobernar demuestre que responde a los ciudadanos y dialoga con ellos, cuando existen los medios; los internautas no van a aceptar proclamas grandilocuentes sobre el futuro de la sociedad del conocimiento de quien demuestre ser incapaz de vivir en ella. Que el propuesto debate en Internet se celebre, y que lo haga dando voz a quien quiera intervenir es vital para el desarrollo de Internet y de la democracia en España. Es hora de que los electores empecemos a educar a nuestros intermediarios en la democracia interactiva que se avecina. Y de cambiarlos, si no hay forma de hacerles escuchar.